Jose Guerra: Vuelve el dólar permuta

Jose Guerra: Vuelve el dólar permuta

thumbnailjoseguerraEn abril de 2010, el casi inmortal ministro de Planificación, profesor Jorge Giordani en cuyas manos se delegó el manejo de la economía, encaraba una situación de cierta complejidad. Producto de una política fiscal y monetaria absolutamente inconsistente con la tesis hecha realidad de mantener la tasa de cambio oficial fija, la inflación se aceleraba y la brecha entre los tipos de cambio oficial y paralelo se ensanchaba de forma sostenida. Como era imposible con ese menú de políticas abatir la inflación y reducir el margen entre el dólar oficial y el paralelo, se le ocurrió a Giordani una idea salvadora: buscar un culpable y lo encontraron: las casas de bolsa que realizaban operaciones de permuta de donde salía una cotización para el dólar no oficial. En horas el aparato del régimen tradujo en  resoluciones jurídicas la voluntad de Giordani y las casas de bolsa fueron allanadas unas, prohibidas otras y algunos directivos fueron arrestados y pagaron casi tres años de prisión por delitos inexistentes. Utilizando aquel principio gomecista de  la “justicia política no contenciosa”, fueron encarcelados lo aparentes culpable de la debacle del bolívar.

Por cadena de radio y TV fueron expuestos al desprecio público gerentes y trabajadores de casas de bolsa para así satisfacer los instintos primarios del profesor Giordani, a cargo de esa operación, que le permitiría evadir su responsabilidad en el manejo de la política económica. Se creó entonces aquel parapeto llamado Bolsa Bolivariana de Valores, donde se transarían títulos y moneda extranjera. No sirvió ni para lo uno ni para lo otro. Transcurrieron casi cuatro largos año desde el cierre del  mercado valores y ahora insiiste el gobierno con lo que destruyó aquel tiempo. Quienes de buena fe hemos advertido que una política de fijación del tipo de cambio en medio de un desajuste fiscal y monetario como el que presenta Venezuela, no tiene posibilidades de estabilizar la economía, hemos sido sometido al escarnio y la degradación moral en esa especie red de vilipendio que es el sistema de medios públicos de radio y televisión. Lo hemos soportado con firmeza y el tiempo acabó por darnos la razón  a quienes no adoptamos una mera actitud contemplativa desde un escritorio acerca de lo que acontece en el país. Hemos sido proponentes de soluciones a la crisis de Venezuela antes que vaticinadores de catástrofes.

Así, después de estar zigzagueando acerca de qué hacer con el manejo de la cotización del bolívar, articuló el gobierno una política cambiaria sin pies ni cabeza. La misma consiste en tener cuatro tipos de cambio para el dólar. Un bien, el dólar, con cuatro precios. El primero es el de Bs/US$ 6,30 mediante la cual se cubrirían las importaciones de alimentos, medicinas y maquinarias y equipos, principalmente. Ello implica un subsidio gigantesco a esas importaciones y obviamente un desestímulo a la producción local de esos bienes que a ese tipo de cambio no se producen ni se producirán. El segundo es el denominado SICAD I, que no es otra cosa que una segunda tasa administrada cuya cotización ronda Bs/US$ 12,0 al incluir los gastos administrativos. Con ese mecanismo que simula ser una subasta, se asignan dólares según el estado de ánimo del gabinete económico y según el centimetraje de escasez que registren los medios acerca de ciertos bienes. El tercer tipo de cambio es la tasa negra o paralela, que recoge todas las distorsiones, riesgo y demás desequilibrios de la economía y por ello es tan elevado.





El cuarto tipo de cambio es lo que llamó el gobierno el SICAD II. Este instrumento cambiario no es otra cosa que la permuta de títulos valores que fue perseguida y clausurada por el gobierno a partir de mayo de 2010. Ha dicho Rafael Ramírez, presidente de PDVSA, Vicepresidente para el Área Económica y presidente de facto del BCV, que empresas y personas naturales podrán adquirir moneda extranjera en un nuevo mercado que se conformaría con la oferta del sector privado que desee demandar bolívares y para ello debe vender sus dólares y con las ventas de empresas que requieran hacer inversiones en Venezuela y necesiten bolívares. Los compradores serían todos aquellos que no puedan acceder a los dólares a la tasa de cambio oficial de Bs/US$ 6,30 ni al SICAD I. pero que también estimen que el dólar negro es demasiado costoso.

Según Ramírez, SICAD II funcionaría como una especie de banda, con un piso y un techo donde PDVSA y el BCV, ambas entidades dirigidas por él, ofertarían dólares para procurar estabilizar la cotización del bolívar. El evento más probable, si el mercado funcionase, es que el tipo de cambio se ubicaría al inicio en la vecindad de Bs/US$ 20,0 o más, con tendencia a depreciarse si el BCV y PDVSA no pueden satisfacer la demanda represada por moneda extranjera y además si el ente emisor sigue bombeando bolívares a una economía ya intoxicada por una moneda local que nadie quiere sino para transformarla en divisas. Por tanto, no es otra tasa de cambio lo que el país requiere sino más bien un programa económico coherentes, que este gobierno no está en condiciones de diseñar y aplicar.