Comercio de mascotas exóticas y peligrosas seduce a Nicaragua

Comercio de mascotas exóticas y peligrosas seduce a Nicaragua

(foto archivo)
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Todos los días, Yader saca a las boas “constrictor imperator” de sus cajas para revisar si tienen garrapatas, bañarlas, asolearlas y comprobar si ya defecaron y mudaron de piel, antes de servirles un suculento almuerzo de ratas blancas vitaminadas y desparasitadas.

Yader Andino, un joven de 29 años, trabaja como cuidador en Exotic Fauna, un zoocriadero ubicado unos 13 km al sur de Managua, que se dedica a la exportación de especies exóticas.

Tiene, entre otras, la delicada tarea de atender con esmero a estos hermosos reptiles de gran tamaño, de color verde oscuro y manchas café y negro, que son cotizados como mascotas en países como Canadá, Estados Unidos y varios de Europa y Asia.





“Cuando la boa defeca y muda de piel -cada 15 o 22 días- significa que hay que darles de comer”, relata Andino mientras sujeta fuertemente un constrictor macho adulto de más de 1,5 metros de largo.

Se venden “como mascotas porque son llamativos, es como tener un perro o un gato, la diferencia es que el cuido de estos (animales) es más delicado”, afirma a la AFP Eduardo Lacayo, propietario del zoocriadero.

Según Lacayo, las boas nicaragüenses “gustan mucho” en el exterior y compiten con las de Colombia, otro de los países latinoamericanos que aprovechan su rica biodiversidad con fines comerciales.

En Nicaragua hay una docena de zoocriaderos legales que se dedican a reproducir y exportar anfibios y reptiles y próximamente también tarántulas, bajo la supervisión del Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales (Marena).

Se estima que, en total, el país exporta unos 40.000 reptiles y anfibios al año.

– Arañas tigre y pica caballo –

Lacayo dice que entró a este negocio hace siete años “por pasión”, junto con su esposa Yesenia Talavera, una ingeniera agrónoma que sostiene que el comercio legal de animales no es muy lucrativo, aunque “sí deja ganancias”.

“Al principio nos costó, daba miedo”, admite el joven empresario, porque no entendía que las boas son cazadoras nocturnas “no venenosas y fáciles de domesticar”, que solo se ponen agresivas cuando tienen hambre o no se les manipula con cuidado.

Para poder alimentarlas adecuadamente, la empresa dedica un sector especial a la reproducción de ratas blancas que deben estar desparasitadas antes de ser “servidas” a las boas.

Las serpientes, que pueden tener entre 20 y 50 crías al año, tuvieron al principio una buena acogida en Estados Unidos y Dubai, en los Emiratos Árabes.

Sin embargo, últimamente la demanda ha bajado en Estados Unidos porque que hay una sobrepoblación de pitones en los manglares de ese país y descubrieron que “se han cruzado con otras especies de reptiles” sin control, explicó Talavera.

Como alternativa, la empresa espera pronto que el gobierno les conceda licencia para reproducir “arañas tipo tigre, rizado y la pica caballo con brazo anaranjado” que “se alimentan de grillos, gusanos y ratoncitos” recién nacidos, debido a que son insectos exóticos “que interesan en todas partes del mundo”.

Con las ganancias de las boas, el criadero también logró reproducir diminutas ranas ojos rojos, gallegos verdes (pequeños dragones de color verde), que gustan mucho a los chinos, y tortugas de monte del tipo payaso (rhinoclemmys rubida) y pecho quebrado (kinosternon leucostomun), que comen frutas.

– Estrategia conservacionista –

Nicaragua cuenta con 300 especies de anfibios y reptiles, algunas de las cuales están amenazadas de extinción por la caza y el comercio ilegal, situación que el gobierno intenta frenar con la reproducción en cautiverio.

El “gobierno promueve la reproducción de especies en peligro de extinción en cautiverio con fines comerciales, como una acción para evitar la extracción del medio natural”, subrayó Marena en un boletín.

En este esfuerzo participa la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN, pública) que administra una granja de reproducción con cerca de 3.000 iguanas verdes al año, una especie amenazada por su caza ilegal.

Cuando los herbívoros crecen, son liberados en las reservas forestales o vendidos a las granjas, explica a la AFP José Quiroz, responsable del centro de la UNAN.

La granja cuenta con patios diferenciados para especímenes juveniles y neonatos y otra para adultos en edad reproductiva, en la que pueden observarse enormes iguanas de cerca de dos metros de largo, paseándose entre las ramas de los árboles.

El centro también sirve para que los estudiantes realicen investigaciones científicas que ayuden a mejorar la reproducción, peso y tamaño de estos mansos animales.

Se estima que Nicaragua exporta unos 40.000 reptiles y anfibios al año. AFP