Oswaldo Páez-Pumar: Ellos si saben

Oswaldo Páez-Pumar: Ellos si saben

thumbnailcolaboradores-190x130

Cuando el usurpador arremete en insultos contra nosotros degradando la majestad del cargo que usurpa, uno siente que ese viejo adagio popular según el cual “los trapos sucios se lavan en casa” se cumple, porque nosotros los insultados le respondemos con toda la contundencia que el caso amerita, sin hacer uso de denuestos o injurias pero eso no trasciende de aquí.

Cuando se nos dice “derecha reaccionaria, escuálidos, o imperialistas” no se nos pretende ubicar en una categoría, el ánimo es más simple: se nos quiere insultar. Es el mismo ánimo con el cual Castro llama “gusanos” a quienes lo adversan. Les niega la condición de persona para negarles el respeto que a ella se le debe; y es precisamente esa circunstancia lo que hace que el insulto fluya de modo incontenible.





Por supuesto el que insulta siempre reclama respeto para sí y para lo que representa y ha sido la malhadada circunstancia del enfrentamiento del usurpador con los expresidentes de Colombia, Chile y México lo que ha dado lugar a que el usurpador reciba públicamente una lección “aprenda a respetar para que lo respeten”.

El hábito de responder a las críticas con insultos termina apoderándose de las personas. Ya no es ella la que insulta, sino que el insulto se encarna, es decir, toma cuerpo en ese ser y lo domina. Es algo así como la posesión. También Chávez fue poseído, no por el insulto, insultaba sí, pero era la incontinencia verbal la que lo dominaba, por eso le dijeron “por qué no te callas”.

Confieso que aquello me dio pena ajena, pero ahora fue el usurpador que no había terminado la batalla verbal con su paisano Pastrana; y como para que no surgieran rumores sobre si estaba por detrás de la denuncia que vincula a Cabello con el narco tráfico arremete contra el ABC de España y recibe no una réplica, sino una felpa.

Habiendo sido canciller por varios años no se percató que la respuesta que iba a recibir tendría ‘eco’, que la hegemonía comunicacional que acalla o minimiza dentro de Venezuela las respuestas a sus arrebatos no operaría tratándose de una polémica con un diario al que no le falta el papel ni los lectores dentro o fuera de España. O sea, no se percató de lo que los mapurites aprenden desde “críos”. Saben a quién pean.