Oswaldo Páez-Pumar: Nuevo procurador

Oswaldo Páez-Pumar: Nuevo procurador

thumbnailcolaboradores-190x1301En la Enciclopedia Espesa cuyo autor es nuestro celebérrimo poeta y humorista Francisco Pimentel puede leerse el significado de la palabra entrépito, que el DRAE aún no incorpora pero si entremetido o entrometido, con significado equivalente. También Job Pim nos enseña cómo se forma tan sonora voz “entre pitos y tambores nunca falta una corneta en mi casa tengo un perro que se llama no se meta”.

Hubiera sido pedir peras al olmo esperar que ante la sentencia de la Corte Interamericana que ordena la restitución a Radio Caracas Televisión de sus bienes y de su derecho a hacer uso del ‘espectro’ radio eléctrico para transmitir su señal, el teniente Cabello guardara silencio. La Procuraduría si lo guarda, aunque en realidad el silencio de esta institución data desde la separación de la Flores, no Lola la ‘faraona’,  sino Cilia la ‘chanel ona’. No obstante, el sustituto del procurador, es decir, el encargado de llevar la causa en ese juicio, el abogado Saltrón, coincide con el teniente en cuanto a que la sentencia no será ejecutada. No se explica uno cual fue la razón para invertir tanto tiempo y dinero en ese proceso si la decisión no sería acatada.

Intuyo que la razón fue la de guardar las apariencias, por supuesto hasta donde fuera posible. Cuando como en el presente caso la decisión es adversa y hay que enfrentar esa realidad se le da una patada a la Corte; y es eso quizá lo que explica que haya sido el teniente Cabello quien haya definido el curso de la acción de gobierno, incluido el léxico procaz.





Por supuesto no se trata de que no haya en el poder ejecutivo quien pueda denostar a la par del teniente emulando al difunto y su lenguaje de portero  de burdel. Desde el usurpador hasta el funcionario de menor rango todos pueden cumplir esa tarea, pero ninguno puede superar el ansia del teniente por tratar de demostrar que es él quien manda.

Desde que el ABC de España lo convirtió en una figura internacional el teniente transita la ruta de estar llamando la atención a cada rato. Se siente débil y quiere aparentar que es fuerte. Está en la misma situación del bolívar de Chávez, devaluado. No es capaz de exponer ni una razón, ni una idea. Todo lo que de su boca emana son insultos baratos y es natural que así sea, cada quien da de sí lo que tiene adentro.