Judith Sukerman: ¡No más excusas!

Judith Sukerman: ¡No más excusas!

thumbnailjudithsukermanEl catálogo de excusas de nuestros gobernantes para disfrazar su ineficiencia es por decir lo menos, de los más originales del mundo.  Con la mayor desfachatez encubren sus fracasos en explicaciones ilógicas y hasta contradictorias. Hemos escuchado que apagones nacionales  se han debido a una iguana que come cables, o que el racionamiento eléctrico se hace en razón una ola de calor que azota al país y  en cuanto comienzan las lluvias, ese normal evento climatológico se convierte en la razón que obliga a continuar con el racionamiento eléctrico. Las largas colas en los mercados han sido justificadas por “el inmenso poder adquisitivo de la población” así como también por ser la consecuencia de una “guerra económica” que afecta a esa misma población  que según el gobierno tiene su poder adquisitivo fortalecido.

En Valencia, la lluvia ha sido la excusa mas reciente para justificar los retrasos en la recolección de basura, después de haberse señalado que era por falta de camiones, de zonas de transferencia o de un instrumento jurídico que permita aumentar las tarifa del servicio.

La excusa debilita. Solo sirve para empañar la búsqueda de soluciones a los problemas. Dejar las excusas es el primer paso para mejorar la calidad de una administración y en consecuencia mejorar la calidad de vida de la población.





¿Y es que acaso no existen causas o razones que retrasan los resultados de una gestión pública, o que imposibilitan la consecución de algún plan? ¡Claro que existen!!

La inflación que  afecta a todo presupuesto –público o privado-, la falta de una cultura de mantenimiento, los errores cometidos durante gestiones anteriores, la politización de problemas sociales, entre muchos otros elementos y factores  intervienen, perturban y alteran los resultados esperados, pero eso no puede ser usado para justificar las ineficiencias.

Un gobernante capaz, reconoce las causas de sus problemas y los factores externos sobre los cuales no tiene incidencia, los analiza, vence la comodidad de refugiarse en la excusa y  procura soluciones basadas en sus posibilidades.

Eso han hecho los gobernantes  que levantaron en tiempos records, ciudades completamente destruidas por terremotos, tsunamis u otros fenómenos naturales. Eso hicieron los gobernantes de las ciudades de Europa en las que no quedó piedra sobre piedra por los bombardeos durante la segunda guerra mundial y que al cabo de unos años eran ejemplo en el mundo entero.

Sin duda es mucho más fácil, y cómodo, adoptar la excusa y usarla como escudo protector. Pero eso solo es propio de los blandos de espíritu.Los lideres con grandeza de carácter adoptan ante las vicisitudes un comportamiento diferente, enfrentan la realidad sin miedos, dominan los factores que están a su alcance, atacan las causas de sus problemas y no se engancha en ellos.

Reprimir la argumentación de excusas es la base del éxito de una gestión.

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