Disparen a matar: La nueva orden de Maduro, por Gustavo Azócar Alcalá

Disparen a matar: La nueva orden de Maduro, por Gustavo Azócar Alcalá

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Sólo hay una forma de que Nicolás Maduro se mantenga en el poder durante lo que resta del presente año: echando plomo. Esa pareciera ser la orden impartida desde el Palacio de Miraflores a todos los funcionarios de los diferentes cuerpos de seguridad del estado para intentar frenar el descontento popular que existe en cada rincón de Venezuela y que se exterioriza todos los días con las protestas, manifestaciones, cierre de calles y avenidas y los saqueos — de bodegas, abastos, panaderías, supermercados y cualquier camión que transite por las carreteras — que se vienen suscitando en diferentes localidades del territorio nacional.





Por Gustavo Azócar Alcalá

Lo dijimos en un libro que publicamos en EEUU en octubre de 2015: la orden que dio Maduro a los oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, a los organismos de seguridad del estado, y a los grupos paramilitares mal llamados “colectivos”, para que lo mantengan en la presidencia de la república hasta el 2019 es una sola: Disparen a Matar. Eso es precisamente lo que han estado haciendo militares, policías y “colectivos” desde que comenzaron las protestas por falta de comida en los rincones más apartados de Venezuela. Maduro quiere impedir a cómo de lugar que se produzca un Caracazo, similar al ocurrido en febrero de 1989, en tiempos de Carlos Andrés Pérez, y para lograr su objetivo, sólo le queda una opción: echar plomo.

Hace algunos meses atrás la estrategia del régimen madurista era otra. El ex chofer del Metro de Caracas había ordenado a la Fiscalía del Ministerio Público y a los tribunales del país poner tras las rejas a todo aquel que osara cuestionar y protestar contra su gobierno. López, Ledezma, Rosales y un centenar de estudiantes fueron enviados a prisión por el simple hecho de disentir y manifestar contra el régimen. El plan era meter miedo. Todo aquel que se atreviera a protestar sería enviado a “la tumba” del SEBIN o a las mazmorras de Ramo Verde. Pero como la gente no le prestó atención a las amenazas y las protestas se incrementaron cada día, la orden fue modificada y sustituida por una mucho más letal: disparen a matar.

Como resultado de esta nueva estrategia criminal, siete venezolanos han sido asesinados en poco menos de una semana, por “colectivos” y funcionarios de organismos de seguridad del estado, en diferentes ciudades del país. La primera víctima fue Jenny Elizabeth Ortiz Gómez, de 42 años, quien cayó al recibir disparos de perdigones en el rostro en medio del saqueo de un camión de Carnes Venezuela en San Cristóbal, Táchira.

José Antonio Tovar, de 21 años, murió cuando la Guardia Nacional intentó controlar los saqueos que sucedieron el pasado 9 de junio en Petare, hecho donde varias personas resultaron heridas de bala. El 10 de junio, habitantes del sector Cerezal, en Cariaco, estado Sucre, quedaron lesionados con perdigonazos ante los conatos de saqueo que allí se presentaron. Allí murió Luis Josmel Fuentes, de 21 años.

El 14 de junio, en Cumaná, fueron asesinados Cristóbal José Castañeda Castillo, Carlos José Colón Castañeda y Cruz Eduardo Rodríguez, luego de violentos disturbios y saqueos que se presentaron en esa ciudad. El mismo 14 de junio también fue asesinado en Lagunillas, estado Mérida, el joven de 17 años Eduar Jean Guillén, luego de saqueos y protestas registrados en la zona.

De acuerdo con informaciones difundidas a través de los diferentes medios de comunicación, cinco de las siete personas mencionadas anteriormente murieron a causa de impactos de bala propinados por sujetos que todavía no han podido ser identificados, pero que se presume pertenecen a los grupos “colectivos” patrocinados por la revolución. Las otras dos víctimas habrían sido ultimadas por funcionarios de cuerpos de seguridad del Estado.

En el libro Disparen a Matar, que publicamos en EEUU el pasado mes de octubre de 2015, insertamos un documento elaborado por un profesor de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela (UMBV). Se trata de una guía de lectura obligada para quienes cursan estudios en la Escuela de Inteligencia y Contrainteligencia, “GB Daniel Florencio Oleary”. El material fue elaborado por Gerson Gómez Acosta, uno de los nuevos ideólogos y teóricos del llamado Socialismo del Siglo XXI.

Gómez Acosta, quien publica en sus redes sociales fotografías con la crema y nata de los altos mandos militares venezolanos, para demostrar su influencia en la FANB, justifica la existencia de los mal llamados “colectivos”, grupos civiles armados para defender la revolución, con el argumento de que “la Seguridad y Defensa ahora debe ser comprendida no sólo como tarea exclusiva de militares profesionales de carrera, sino como compartida con su Pueblo, que vela junto a ellos por la Seguridad y Defensa Integral de la Nación”.

El profesor de la UMBV también justifica la politización y partidización de los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, convertidos ahora en dirigentes del PSUV y en defensores de la revolución antes que en defensores del país, al señalar que “el profesional militar es un “sujeto político” que aunque no puede militar en un partido puede ejercer el voto”.

El profesor Acosta, quien ha cursado estudios en universidades de La Habana, en Cuba, y quien delante de sus estudiantes de la Escuela de Inteligencia y Contra Inteligencia GB “Daniel Florencio Oleary”, no oculta sus inclinaciones comunistas, sostiene que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana debe asumir como propio el pensamiento socialista y demoler el basamento burgués con el cual fueron edificadas.

En la guía de estudios que se entrega a todos los estudiantes de la UMBV, redactada por el profesor Acosta, y de obligatoria lectura para poder avanzar a niveles superiores, se insertan algunas premisas que nos ayudan a entender la razón por la cual la FANB ha dejado de ser una institución no partidista, al servicio de los sagrados intereses de la nación, para convertirse en un brazo político al servicio de la revolución.

Acosta dice que la FANB está obligada a:

• “Acentuar el rol del PSUV en la defensa integral de la nación.

• Que la FANB deje el miedo y la “tutela” al incorporar al Pueblo en la defensa integral de la nación, el orden interno y el desarrollo nacional.

• Dar cumplimiento pleno al principio de corresponsabilidad constitucional entre la FANB y el Pueblo, lo cual implica una relación de tú a tú, entre Pueblo y FANB.

• Que el Pueblo penetre en la FANB y logre revolucionar sus estructuras como lo ejemplifican pueblos como Vietnan, Rusia, China y Cuba.

Pero eso no es todo. Acosta propone una particular forma de democratizar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, convenciendo a sus integrantes de que los principales enemigos de la nación no son la guerrilla colombiana, los grupos paramilitares, la delincuencia, la corrupción, el terrorismo internacional y los invasores cubanos que se han incrustado en cada rincón de la administración pública saqueando nuestras riquezas y robándose el dinero de todos los venezolanos.

Para el profesor Acosta, y muy probablemente para muchos otros profesores de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela, Democratizar la FANB implica:

– Revolucionar las relaciones entre los oficiales y los soldados de nuestras FANB sobre la base de una afectividad socialista y humanista cuyo argumento sea la dignificación de las personas.

– Integrar efectivamente al Pueblo con su FANB y no sólo como “complemento”.

– Establecer un control y administración común de la defensa integral de la nación por parte del Pueblo y sus FANB, compartiendo la planificación, la estrategia y la ejecución de dicha defensa integral.

– Politizar a nuestra FANB, es decir revolucionar su conciencia para que asuman que nuestro enemigo es el imperialismo, el liberalismo y el capitalismo promotores del colonialismo.

El documento del profesor Acosta, el cual cuenta con el aval y el visto bueno de las máximas autoridades de la UMBV y del Ministerio de la Defensa que dirige Padrino López, revela la profunda ideologización y el lavado de cerebros que se viene llevando a cabo desde el año 2010 dentro de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela. No tengo la menor duda, de que ese mismo proceso se ha estado llevando a cabo en la UNES y en todas las demás instituciones donde se forman los funcionarios adscritos a los organismos de seguridad del estado.

He allí la razón por la cual a muchos policías y militares no les tiembla el pulso a la hora de accionar sus armas de fuego contra indefensos ciudadanos que lo único que hacen es protestar por la falta de comida, el desabastecimiento de productos necesarios para el sustento y derechos consagrados en la Constitución como la realización de un Referendo Revocatorio.

Paramilitares formados y entrenados en Cuba, organizados en “colectivos” que funcionan en barriadas populares del país, junto a militares y policías adoctrinados e ideologizados en instituciones educativas venezolanas, son los encargados de defender la revolución a punta de plomo. Ya lo hicieron en febrero y marzo de 2014, dejando un saldo de más de 40 muertos, y lo están haciendo ahora, en junio de 2016, dejando un saldo de 7 fallecidos.

La batalla por la recuperación de Venezuela requiere de una estrategia destinada a convencer a militares y policías que el “enemigo” no es el pueblo venezolano, que protesta porque no hay comida ni medicinas. El verdadero enemigo es el gobierno, cuyos funcionarios se robaron el dinero de todos los ciudadanos para meterlo en sus cuentas bancarias y para financiar una supuesta guerra mundial contra el Imperio Norteamericano.

Alguien debe decir a los militares, policías y “colectivos” que disparan a mansalva contra el pueblo venezolano, que la guerra contra el imperialismo yanqui fracasó. Que enciendan la televisión, dejen de ver VTV y pongan CNN. Allí se darán cuenta que Fidel se está muriendo, de la misma manera como se está muriendo la revolución cubana, y que Raúl está bailando, cachete con cachete, con su nuevo mejor amigo: Barack Obama.

SC. 18 de junio de 2016