Huracán Matthew desató su furia sobre ciudades fantasmales de Florida

Huracán Matthew desató su furia sobre ciudades fantasmales de Florida

Daños en edificios de Daytona Beach, Florida (Estados Unidos) hoy, viernes 7 de octubre de 2016, por el paso del huracán de categoría Matthew. EFE
Daños en edificios de Daytona Beach, Florida, por el paso del huracán de categoría Matthew. EFE

El huracán Matthew escupía su furia el viernes sobre la costa este de Florida, dejando inundaciones y cortes de electricidad en ciudades que lucían fantasmales tras las masivas evacuaciones que precedieron su llegada.

Por Leila Macor

Aunque se debilitó levemente, Matthew seguía siendo un huracán “extremadamente peligroso” que dejó un millón de personas sin electricidad en Florida y se cernía sobre Jacksonville al anochecer del viernes con vientos máximos sostenidos de 175 Km/hora.





Las autopistas y calles estaban desiertas, las tiendas cerradas y no se veía un alma en la intemperie. Algunos árboles se habían caído de raíz y las ciudades costeras estaban bajo toque de queda y con sus puentes cerrados.

En un comunicado de las 17H30 locales (21H30 GMT), la ciudad de Jacksonville alertó de la posibilidad de tornados e informó que estaban teniendo lugar “importantes inundaciones con significativos daños en toda la ciudad“.

Más al sur, las calles de la pintoresca ciudad costera de St. Augustine, la más antigua de Florida fundada por los españoles en el siglo XVI, estaban inundadas por la crecida del mar.

Las playas estaban cerradas, no sólo para nadadores o surfistas sino además para los rescatistas, luego de que las autoridades insistieran en que todo el que permanezca en zonas de evacuación estará “por su cuenta”.

Los equipos de rescate no atenderán llamadas de emergencia en las zonas de evacuación obligatoria –en las costas y riberas– hasta que su acceso no sea seguro.

Una pareja que desafiaba la orden de evacuación en Atlantic Beach, al este de Jacksonville, se aventuró a salir a la playa para controlar el estado del bote de un vecino.

“Me encanta esto aquí, he estado aquí toda mi vida“, dijo Graig Fairbairn a AFP, gritando, casi inaudible por el viento. “Tenemos una casa de concreto y creo que estaremos bien”.

El área, en la desembocadura del río St. Johns, es un ovillo de ríos y arroyos que vierten sus aguas en el Atlántico. Las aguas del río comenzaban a inundar las riberas y algunos muelles y marinas estaban bajo el agua.

Los residentes que evacuaron a los hoteles cercanos se reunían en los lobbys oscuros, sin electricidad ni nada que hacer sino charlar sobre viejas tormentas mientras los niños jugaban despreocupadamente en los pasillos.

Viene la crecida

Las autoridades advirtieron la mañana del viernes que, si bien los vientos de Matthew habían decrecido en fuerza, de todos modos se esperan crecidas de hasta 3 metros.

“Aunque la tormenta se haya degradado, todavía vendrá la crecida“, dijo el alcalde de Jacksonville, Lenny Curry, en una conferencia de prensa.

Refiriéndose a las órdenes de evacuación, que afecta a casi 500.000 personas -un tercio de las cuales se cree que no obedecieron- el alcalde añadió: “Ya perdimos esa ventana, ahora les pido que se queden donde sea que estén”.

También el gobernador Rick Scott dijo que estaba “especialmente preocupado” por las crecidas que se esperan en el río St. Johns.

Tras dejar un dramático balance de 400 muertos en Haití, Matthew reclamó sus primeras víctimas en Florida el viernes. La tormenta impidió la respuesta de los rescatistas que intentaron atender a una mujer de 58 años y un hombre de 82 que necesitaban asistencia médica.

Una tercera víctima, una mujer del condado de Volusia, murió cuando un árbol cayó sobre su trailer.

El jueves, los refugios estaban abarrotados en una carrera frenética para salvar personas y mascotas del “potencialmente desastroso” huracán.

El mayor refugio de St. Augustine alcanzó el límite de su capacidad con 500 personas y sus autoridades negaban la entrada a frustrados huéspedes, que debían devolverse bajo la lluvia y con las almohadas bajo al brazo.