Alemania entró en 2017 bajo enormes medidas de seguridad en Berlín y Colonia

Alemania entró en 2017 bajo enormes medidas de seguridad en Berlín y Colonia

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Alemania entró 2017 entre enormes medidas de seguridad, especialmente en su capital, tras el atentado del pasado día 19, y en Colonia, donde la Policía impidió el acceso al centro de la ciudad a centenares de norteafricanos para evitar situaciones de acoso y abusos sexuales masivos del año anterior, reseñó EFE.





Bloques de hormigón, vehículos policiales y cámaras de vídeo vigilancia marcaron la entrada en el nuevo año en Berlín, donde una vez más tuvo lugar la más multitudinaria celebración del país, con centenares de miles de personas concentradas en el recinto de un kilómetro de largo junto a la Puerta de Brandeburgo.

La fiesta en la capital se desarrolló sin incidentes destacables, según el portavoz de la Policía, Thomas Neuendorf.

El caso más notable fue la detención de un hombre que profirió gritos de “bomba, bomba”, en el recinto del emblemático monumento, mientras que se presentaron seis denuncias por abusos sexuales.

Mucho más compleja fue, a efectos policiales, la noche en Colonia, donde se había dispuesto un operativo especial en las inmediaciones de la catedral y la estación de ferrocarril, tras los abusos sexuales a mujeres registrados en las celebraciones del año anterior y cometidas principalmente por inmigrantes norteafricanos.

Las fuerzas de seguridad practicaron 96 detenciones, informó hoy el jefe de la Policía colonesa, Jürgen Matthies, de las cuales 16 fueron alemanes y el resto de distintas nacionalidades, en su mayoría norteafricanos.

Se retuvo asimismo provisionalmente a centenares de hombres “identificables como norteafricanos”, entre los cuales “se distinguía a gente de actitudes o intenciones similares” a los que el año anterior habían causado esos altercados, prosiguió Matthies.

En total se requirió la identificación a unos 650 inmigrantes, a los que se impidió el acceso a las inmediaciones de la estación colonesa.

Se detectó asimismo la presencia “sospechosa” de otros 300 que se dirigían en dos trenes a Colonia, a los cuales asimismo se controló y cerró el paso.

Las autoridades colonesas habían ordenado la instalación de decenas de cámaras de vídeo en toda la zona de la catedral y la estación, donde quedó prohibido el lanzamiento de fuegos artificiales, mientras que desde la central de la Policía se seguía en directo las imágenes.

Matthies había advertido que se actuaría con contundencia ante cualquier conato de violencia y se redobló aún más el de por sí férreo dispositivo de seguridad, tras el atentado de Berlín, con doce muertos y medio centenar de heridos.

El jefe de la Policía se mostró convencido de que, gracias al operativo y las detenciones preventivas se logró impedir situaciones como las del año anterior, mientras se investigan las “denuncias aisladas” presentadas ya por abusos sexuales.

En lugar de fiesta con pirotecnia, en la plaza de la catedral se preparó una instalación de luces a cargo del artista Philipp Geist, que fue seguido por unas 50.000 personas y que pretendía dar un mensaje de paz y humanidad.

Muy distinta fue la celebración en la capital alemana, en que sí se hubo enormes juegos artificiales, tanto en el recinto junto a la Puerta de Brandeburgo, de un kilómetro de largo, como en el resto de la ciudad.

De acuerdo a la tradición berlinesa, toda la ciudad quedó bajo el fragor de la pirotecnia, organizada en el caso de la Puerta de Brandeburgo -a cuyo recinto que no se podía acceder con artículos pirotécnicos propios- o de forma espontánea, en el resto de la capital.

Las medidas de seguridad se habían doblado asimismo en Fráncfort, capital banquera y financiera, así como en Múnich y otras grandes ciudades del país.