José Vicente Carrasquero y José Moros: Leopoldo el Disidente

José Vicente Carrasquero y José Moros: Leopoldo el Disidente

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El 18 de febrero de 2014, inicia un vía crucis para un hombre querido, odiado o temido, llamado Leopoldo López. Ese día, pese a saber que unos cargos infundados alegados por la Fiscalía del Ministerio Público, despacho en ese entonces dirigido por Luisa Ortega Díaz, terminarían con un encarcelamiento y posterior condena absolutamente plagados de vicios y siendo llevado contra el más elemental respeto a los derechos, comúnmente denominado “Debido Proceso”, igualmente se entregó.

Sucintamente, según Wikipedia, esta es la información básica de Leopoldo Eduardo López Mendoza: Nació en Caracas, 29 de abril de 1971, conocido como Leopoldo López, es un político, economista y líder opositor al Gobierno venezolano. Fue alcalde de Chacao desde el año 2000 hasta el 2008, luego de haber sido elegido para el cargo por dos períodos consecutivos. Es el coordinador nacional del partido Voluntad Popular y de las Redes Populares.





Durante sus años en la alcaldía, recibió varios reconocimientos debido a su exitosa y ejemplar administración. Según el periódico Correo del Orinoco, López fue inhabilitado por la Contraloría en ese período por corrupción. Los Angeles Times reportó que López atrajo la atención del en ese entonces presidente Hugo Chávez en el año 2000 y durante los eventos relacionados con el intento de golpe de estado en Venezuela en 2002, indicando que «orquestó las protestas públicas en contra de Chávez y jugó un rol central en el arresto ilegal del ciudadano Ministro del Interior de Chávez», Ramón Rodríguez Chacín.

En 2006, López fue el líder de la oposición a Chávez y trabajó como activista social para lograr reformas en el sistema judicial. En 2008, tenía planeado postularse como alcalde de Caracas, pero debido a las denuncias de supuestas irregularidades encontradas en su gestión, la Contraloría General de la República dictó una medida de sanción en su contra inhabilitándolo a optar a cualquier cargo público hasta 2014. Su caso por inhabilitación fue revisado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual emitió un fallo, por unanimidad, a su favor. No obstante, el Gobierno venezolano aclaró que no podía acatar el fallo de la Corte, debido a que, según ellos, estaba lleno de «contradicciones y hechos inexactos», aspectos ratificados por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, que declaró inejecutable el fallo y ratificó la inhabilitación de la Contraloría General.

El título “Disidente” lo usamos porque Leopoldo no solo se enfrentó al gobierno de Hugo Chávez y luego al de Nicolás Maduro, sino también porque fue él uno de los artífices de la verdadera democratización de los partidos políticos hasta entonces “tradicionales” de oposición. Digo verdadera democratización, porque fueron muchos los intentos de sus dirigentes por seguir haciendo las cosas más o menos igual para conservar el control y por ende, el poder  sobre sus partidos. Allí comenzó su posición disidente, cuando se enfrentó a esa renuencia a comportarse como verdaderos demócratas y pretender ellos seguir escogiendo sus candidatos a gobernaciones y alcaldías. Y es que él planteaba una pregunta muy simple, pero también muy compleja: ¿Si somos verdaderos demócratas, por qué no consultamos en cada región a quiénes quieren las bases que sean sus candidatos en vez de imponérselos desde Caracas? Su vehemente insistencia en esas primarias logró inicialmente que se hicieran, aunque no en todo el territorio nacional, así de fuerte fue la resistencia de esos “demócratas”.

Y es que a cualquier hipócrita, sea de la tolda que sea, Leopoldo le resulta incómodo, a sus adversarios les despierta odio, que no es más que frustración ante la falta de argumentos para debatir con alguna posibilidad de éxito con él. También quienes tienen apetencias de poder, aún dentro de las líneas opositoras, le temen. Porque es joven, popular, coherente, transparente y contestatario. No “cuadra” con nadie. Es intransigente cuando se trata de defender principios. Y es por eso que existe una mayoría de la población que le quiere. Porque es una persona auténtica, cualidad raramente hallada dentro de la fauna política.

Si faltaba alguna prueba que pudiera demostrar la vigencia de su temple y convicciones, luego de una inesperada medida de “casa por cárcel” decidida por el TSJ en la madrugada del 8 de julio de 2017, a raíz de las multitudinarias protestas opositoras en todo el territorio nacional, Leopoldo no dudó en emitir un contundente mensaje a la población llamando a mantenerse en las calles aunque ello significara su retorno a la temible cárcel militar de “Ramo Verde”.

Esa disidencia de Leopoldo será la que marque un verdadero antes y después, una vez concluido el gobierno de Maduro. Bajo el supuesto que será él nuestro próximo presidente, porque quienes se dediquen a la política deberán adaptarse a la llegada del siglo XXI a ésta, donde la transparencia, disciplina fiscal, honradez, contraloría y vigencia del estado de derecho nos llevarán al lugar que hace tiempo debimos ocupar tanto en calidad de vida interna como en conquista de un bienestar general traducido en un país moderno, una democracia plena, un pueblo feliz y una región estable

José Vicente Carrasquero A.

José Moros