Simón García: Legitimidad y elecciones

Simón García: Legitimidad y elecciones

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Maduro perdió su legitimidad de origen al colocarse fuera y contra la Constitución. Su gestión que socializa la pobreza, su actuación despótica y la aplicación de un plan para constitucionalizar su dictadura lo privaron de legitimidad de desempeño.

Las elecciones, para legitimar a un sistema deben cumplir estándares de transparencia, libertad de voto, reglas de representación o neutralidad del Estado inexistentes en Venezuela. La convocatoria y escogencia de la Asamblea Constituyente constituyó una negación de las condiciones que deben tener los actos electorales para causar legitimidad.





Las elecciones regionales serán peores que el fraude constituyente porque enfrentan al poder dictatorial del Estado contra la resistencia de una sociedad que se rebela contra la opresión y la pobreza. Allí trampearon a sus propios seguidores porque no hubo oposición, ahora enfrentarán a una legión de voluntarios que defenderá, con firmeza de alma, el respeto de cada voto.

Participar en estas elecciones forma parte de la misma lucha contra un régimen que abandona su posibilidad de actuar democráticamente y que en medio de su degradación apelará a todos sus recursos para sembrar sumisión, confusión y actitudes de rendición en la mayoría que no lo quiere.

Esa lucha, en un periodo de alta intensidad, arrojo y duración, sufrió un revés. Actuar como el avestruz frente a este percance que afectó el estado de ánimo de franjas de la oposición no es lo que corresponde a aquellos dirigentes que disputaron por convertir en objetivos inmediatos el derrocamiento de Maduro o el bloqueo a la  elección de la Constituyente. Y no ocurrió.

Tiene que crear desconcierto que se pase a otro escenario sin el menor balance sobre los cuatro meses de admirable presión de calle. Para qué ocultar que constituyó un error propiciar la creencia en actos mágicos e instantáneos que siempre acompaña a los pensamientos políticos extremistas. Callar la crítica es una irresponsabilidad, convertirla en factura una estupidez.

En buena parte de los sectores decepcionados por los resultados que produjo la desviación en la aplicación de la estrategia de la MUD ha prendido la duda a participar en la elección de sus gobernadores. El argumento central es no darle legitimidad a la dictadura.

Los procesos de legitimación tienen dos fuentes principales: la eficacia del régimen para imponerse o lograr el consentimiento voluntario de la población. La participación en las elecciones va en dirección totalmente contraria: es una lucha para reconquistar poderes regionales que hoy son soportes de la dictadura. No vamos a tumbar al régimen, pero vamos a pelear para abrir 23 focos de lucha y quitarle unas posiciones vitales para su plan de prolongarse más allá del 2018.

No es todo, pero es mucho más que nada. Meter estos palos en la rueda del régimen son victorias reales, muy diferentes a los fáciles espejismos que nos inventan las salidas extremistas.

@garciasim