José Luis Monroy: Emancipar

José Luis Monroy: Emancipar

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Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo. Nelson Mandela

Hola que tal mi gente, uno de esos hombres que han gozado de esa perfecta proporción entre el corazón y la cabeza. Poseedor de virtudes elementales como la compasión y valentía, fue Nelson Rolihlahla Mandela, aquel niño que a los cinco años pastoreaba ovejas, se convierte en el primer Presidente electo democráticamente en su país. Su entendimiento de lo que es existir, y esos ecos que ha tenido en su lucha siempre activa por el amor y la libertad a nivel global, no solamente lo hicieron acreedor del Nobel de la Paz, sino lo han convertido ya en patrimonio de esta raza humana. ¡Viva Mandela!





No pretendo ahondar en temas como el Apartheid ni en ninguna otra de las miles de historias de discriminación que representen ese desgarrador sentimiento que en vez de sumar, divide, pues tres mil quinientos caracteres son muy pocos para poder profundizar en semejante indignación. Esa labor se la dejo a los expertos. Lo que hoy quiero tocar es tu corazón homenajeando en unos cuantos renglones a ese concepto por el que cada uno de nosotros lucha a su manera. Todos cumplimos la condena de nacer dependiendo de otros, de vivir en una sociedad que no termina de convencerse de que sólo avanzaremos, cada uno en su propia senda, si respetamos la de los demás. Veo por las calles a gente perdida en el laberinto del pensamiento actual, me topo constantemente con hombres y mujeres predecibles, seres hechos en molde y, sin embargo, presos de una intensa desesperación por romperlo. No es negando nuestra minúscula y dependiente naturaleza como lo conseguiremos, la libertad se gana encontrando una misión y marchándola al ritmo que dictan los latidos de nuestros corazones. Yo escribo, mas no lo hago solo, algo me dice desde alguna parte, aunque tampoco soy como aquellos que se dejan poseer por completo por cualquier cosa que sea eso que nos grita en silencio a los escritores. Una A… una A… la A… y no la pongo. Cuanto más se empeña en dictarme una coma yo marco un gran punto final. Hay que ser rebeldes hasta y sobre todo con uno mismo. Es la única forma de luchar, aunque sepamos de antemano, porque hay que saberlo, que ésta es una batalla en la que muchos dirán que estamos locos y que ya esto está perdido. La verdadera libertad es aquello que se nos da a cambio de nuestra propia vida. Más bien vale la pena aquel empeño, pues es en esas semilibertades conquistadas donde se esconden los grandes placeres del existir. Rendirse sería una forma más sutil, pero como todas las sutilezas, mil veces más compleja.

Me pregunto si existe una palabra que encarne mis creencias, si dentro de mí reconozco un principio al que le permita guiar mi vida, si seré poseedor de alguna verdad. Sí y no, no y sí, y todo al mismo tiempo. Sé que mi palabra no es omisión, pero aun así, a veces me abstengo de la queja y de la acción, y así como llegan de repente las verdades, al renunciar a su búsqueda las encuentro. Es en ese momento cuando CREO, creo de creer y creo de crear. Ésa es mi palabra, mi principio y mi verdad.

Hay momentos en la vida en que debemos renunciar a los caprichos y voltear a ver los diferentes mundos que nos rodean. Cada cual sus prioridades, ahí radica la responsabilidad de los que podemos ejercer ese derecho tan primordial al que aclamamos como libertad. Las respuestas están al alcance de mi mano y de la tuya, la iluminación que se obtiene al desenterrar, si no exactitudes, sí reflexiones profundas, es un placer que la naturaleza no le niega a aquel que busca.

Eso persigo, el desprendimiento ante una realidad que insiste en desdoblarse en referencias. Si quiero hacer un bosque de poemas habrá que sembrar libertades como semillas. Las emociones siempre son de quien las siente. Por esa razón nos emociona emocionarnos por una emoción tan emocionante como lo es la libertad.

#ElLiderEresTu

@joseluismonroy