Domingo Alberto Rangel: Mutis doloroso

Domingo Alberto Rangel: Mutis doloroso

Domingo Alberto Rangel  @DomingoAlbertoR
Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

 

Esta semana escribo mi columna bajo un duro impacto emocional pero no por ello debo involucrar los lectores con mi “más grande sentimiento personal y el pozo del dolor seco de tanto llorar”. Cecilia Contreras quien fue mi compañera y esposa por veinte años… simplemente “hizo mutis, se fue”.

Pero más allá de tristezas merced a una idea de mi editor este comentario semanal ata la pérdida del ser que amé con la tragedia personal de la generación a la cual Cecilia y yo pertenecemos por ser equivalentes a los “baby boomers” sajones ya que en la Venezuela de los años 50s el optimismo campeaba a pesar de las diferencias entre pobres y ricos.





No en balde nuestras familias y me refiero a los Contreras Navarrete y a los Rangel Mantilla, desde vías diferentes, pudieron alimentar seis hijos cada una… seis profesionales universitarios.

El tener tantos hijos sin estar obligadas nuestras familias, de clase media, no lo olvidemos, a mandar la madre o los muchachos mayores a trabajar… para que el resto pudiera estudiar o comer completo… fue un fenómeno que no se había visto en el mundo hasta pasada la Segunda Guerra y como apuntan los sociólogos… “solo en los países sajones”… ganadores de aquella contienda… pero también en Venezuela.

Sin embargo algo sucedió con estas cohortes de “baby boomers” venezolanas que repentinamente vieron venirse abajo el mundo donde habían nacido y proliferado con mucha crítica y contra cultura.

El mundo de los estudios universitarios gratuitos como garantía de buen empleo, de casa propia a bajo costo, de excelentes centros de salud públicos, de bajos índices de inseguridad hasta en las zonas donde la pobreza era norma… de pugna política circunscrita al año electoral y donde la emigrar era impensable… simplemente se acabó, el chavismo lo derrumbó, poco a poco.

Y con tal certeza… cabe preguntar, aparte de encontrar consuelo ante la pérdida de mi Cecilia… ahora reposando en sitio más tranquilo… ¿qué sucedió?… remedando la pregunta de aquel personaje de Vargas Llosa: ¿“En qué momento se jodió Venezuela”?

Repasando la historia y revisando a la carrera la obra de Asdrúbal Batista se puede decir que el grado de deterioro que vive en la actualidad nuestro país… es el más agudo jamás visto en estas tierras.

En este siglo XXI hemos perdido más riqueza acumulada que cuando las guerras de la Independencia y la Federación juntas… mucho decir pero así es.

De manera que la jodienda no se le puede achacar al Libertador, que libraba una guerra contra un Imperio. O a las huestes de Zamora y del Indio Rangel que deterioraron hasta límites nunca antes vistos la rudimentaria producción de los llanos pero nunca llegaron a provocar una estampida generacional.

Al deterioro medido en pérdida o descuido de la infraestructura, salida de gente preparada, jóvenes en especial, desmantelamiento de las instituciones públicas, endeudamiento y caída de la moral… que caracteriza la cosecha del chavismo y que prácticamente no tiene parangón histórico… cabe buscarle origen… para saber qué se debería evitar.

Ese origen, a pesar de la leyenda negra que historiadores adecos y comunistas tejieron alrededor del dictador Juan Vicente Gómez, habrá que buscarlo más adelante, incluso después del golpe de estado de octubre de 1945 que Pérez Jiménez y Betancourt le propinaron al presidente Medina.

No se puede colocar el origen de los errores en años en los que el país era optimista, las monedas de plata y venían inmigrantes europeos en búsqueda de empleo porque en sus países había hambre.

La tragedia venezolana, que acabó con el optimismo y que por primera vez pone al pueblo llano a dudar de las prédicas mendaces del populismo vernáculo… sin duda se basa en mitos heredados de la Colonia pero también en acciones más recientes como el estatismo y el horror a la libertad de la gente.

Por ejemplo la substitución de importaciones que volvió perezosos a los pocos empresarios que habían sobrevivido al siglo XIX tan lleno de militares, pocos logros, endeudamiento y corrupción. Y acostumbró al consumidor a ver lo producido en el exterior no como acicate para superar lo nuestro… sino como fuente de pecado.

Entre ese mal que venía desde los años 60s del siglo pasado y el endeudamiento para construir supuestos liderazgos de Presidentes venezolanos… se cimentó nuestra tragedia.

Y así, cojitrancos llegamos al siglo XXI para ver al chavismo con su lenguaje procaz y demagogo… repartiendo sin aval ni cobro… ahora al único segmento poblacional que no se había postrado ante los ídolos de la corrupción y la ineficiencia… el pueblo llano.

Y ahora estamos frente a una elección donde el gobierno reeleccionista ofrece bonos vía Carnet de la Patria… y los competidores más sifrinos… ofrecen lo mismo… pero “en dólares” para ser “expansivos”… nada factible… salvo para ver momentos más difíciles.

Cuando uno ve al equipo de Nicolás Maduro metiendo la pata a causa de un micrófono mal balanceado o sin corriente… y cuando uno sabe que a la empresa que les maneja los sonidos, videos y tarimas al PSUV… les dieron dólares a precio regalado…solo queda entrar en cólera… o reírse porque sus contrapartes de la oposición se valen para buscar votos de los dos o tres personajes del Puntofijismo que hacen de tristes escuderos a Falcón… ¡mal final para carreras que no se han reciclado –ni en la vestimenta- desde hace cuarenta años-!

Insisto: no es asunto de abstenerse… sino de ir a anular el voto decente que será en contra de todos esos pillos… de los rojitos y de los otros.

Es triste pero quizás Cecilia hizo mutis, doloroso… porque no podía resistir semejante debacle… con farsa y zarzuela.