Dignidad y especulación desbordada, por Griselda Reyes

Dignidad y especulación desbordada, por Griselda Reyes

El país más rico de América Latina por sus distintas riquezas naturales es Venezuela, es el país que ha sido convertido en una batalla constante del llamado “mercado negro”, dejando las consecuencias más grandes en los venezolanos, una sociedad marcada, agredida e irrespetada.

Sin derecho a la vida, alimentación, salud y la gran cantidad de factores indispensables como el agua, electricidad, medicamentos, servicios médicos y hospitalarios. Haciendo de la especulación y el abuso de poder un arma de doble filo para el pueblo.





No hay un venezolano que en los últimos tiempos no haya padecido del desorden económico y la desesperanza. Una inflación que tumbó los sueños de grandes empresarios pues mantener una infraestructura con motivación laboral se volvió un tema imposible.

La pobreza y la falta responsabilidad económica llevó a un pueblo a la indiferencia, el tema de sobrevivir en lugar de vivir se volvió cotidiano. Haciendo que la especulación sea un mercado negro y un trabajo con pocas probabilidades de pérdidas.

En este mismo orden de ideas un venezolano para salir a trabajar es una odisea, el transporte público del cual no contamos, un metro colapsado por un servicio sobrepoblado y sin mantenimiento, trae consigo anarquía en los pasajes, algunos de estos servicios de transporte no se guían por gaceta y cobran lo que al día y la ruta les apetece. Agregado la escases de efectivo para pagar este servicio, venezolanos pasan horas caminando en las aceras para llegar a su destino bien sea el colegio como primera parada o el trabajo.

Un trabajo donde el patrono se tiene que ver en la necesidad de ajustarse a un salario y a obligaciones patronales y parafiscales en destrucción y que el mandatario cambia trimestralmente sin respaldo, sin medir consecuencia, sin un estudios previo de algún impacto social, un total ejercicio anárquico.

Empresarios, industriales y comerciantes pierden día a día la confianza en la política económica haciendo que el mercado de bienes y servicios traiga especulación y anarquía.

Como consecuencia una inflación que no deja de quitarle valor agregado a la vida, si no que al contrario disminuye la capacidad adquisitiva, ya que el efecto de la hiperinflación en la que estamos sumergidos todos los venezolanos se consume cualquier disfraz de aumento hasta “tu patrimonio” inclusive.

Medicamentos y salud es el derecho fundamental del ser humano, no existe a hoy una solución palpable que beneficie en Venezuela el desabastecimiento y la zozobra de una persona en carencia de sus tratmientos medicos y mas aun tener que suplicar para salvar la vida de un familiar enfermo o en condiciones defavorables a la salud, donde queda la resposabilidad del Estado en afrontar la crisis y darle el tratado correcto empezando por evitar el bachaqueo y trafico de medicamentos inclusive sin prescripcion medica y peor aun sin su debido registro sanitario.

El pueblo se encuentra con su dignidad pisoteada, la inseguridad reina y con ello la anarquía de los cuerpos de seguridad, pagar por protección es cotidiano es “normal”. Un crimen desbordado en las calles, “la ley del que más manda”.

Muchos se preguntan de qué forma están sobreviviendo los venezolanos bajo todas estas precarias necesidades, pues las remesas familiares se han vuelto la protección de muchos, intentando cubrir lo básico, sin embargo hay quienes no cuentan con esta ayuda y deben de buscar millones de formar de no ser arrastrado por una sociedad viciada ni por la viveza criolla.

Nuestro mayor valor es la dignidad humana una condición que debería ser igualitaria, respetada y valorada. Una coherencia absoluta necesita nuestro país, claramente una sociedad afectada por la gestión de una mala política, pero también hay una responsabilidad social que se debe asumir y una gran parada a la economía paralela que nos está llevando a la destrucción de nuestro país.

@greyesq