Esto puede sonar como la trama de otro éxito de ciencia ficción, pero todo es muy serio. DARPA gastará decenas de millones de dólares para financiar programas, cuyo objetivo final es crear una interfaz para controlar equipos que puedan interactuar directamente con el cerebro humano.
La división de investigación del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, DARPA, está trabajando en la tecnología de la lectura y el pensamiento humanos. El enfoque no está en el control mental de los soldados, como podría haber parecido inicialmente, sino en las complejidades de controlar el equipo.
En términos generales, los investigadores quieren enseñar a los operadores cerebrales a enviar instrucciones a las máquinas directamente, sin pasar por el cuerpo. El objetivo final del trabajo es simplificar el control tanto como sea posible y permitir que cualquier especialista capacitado lo realice con un casco simple o cualquier otro dispositivo.
El cerebro es una herramienta para transformar los pensamientos en acciones, ya que es el que envía señales al sistema nervioso, que a su vez controla nuestros órganos, miembros y otras partes del cuerpo. Por lo tanto, para trabajar con cualquier sistema, necesita un tipo de intermediario, es decir, su propio cuerpo.
Impone una serie de restricciones, desde la necesidad de estar físicamente presente en el punto de control de las máquinas hasta una variedad de errores debidos a la velocidad de reacción, la condición de salud y otros aspectos fisiológicos. Pero, ¿qué sucede si puede conectar la interfaz de la máquina directamente al cerebro, sin pasar por el cuerpo?
Para esto, DARPA financia activamente la iniciativa de la Nueva Generación de Neurotecnología No Quirúrgica (o simplemente N3). El objetivo de N3 es crear un sistema de control para vehículos (incluidas armas) capaces de interactuar directamente con el cerebro humano.
Según el IEEE Spectrum, DARPA está experimentando con “campos magnéticos, campos eléctricos, campos acústicos (ultrasonido) y luz” como medio para controlar las máquinas. Se sabe que DARPA ha celebrado contratos de desarrollo con seis grupos, con un valor de hasta $ 19.48 millones en cada caso.
Los investigadores tienen un año para desarrollar un sistema capaz de leer (y posiblemente incluso registrar) información del tejido cerebral, seguido de un período de pruebas en animales de 18 meses.
Recientemente, el representante chavista del ministro de Agricultura y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, en medio de un actos con productores venezolanos, reveló que las tusas son “armas combativas de la Revolución” contra una presunta presencia militar extranjera.