El exceso de quema de gas natural asfixia a los monaguenses

El exceso de quema de gas natural asfixia a los monaguenses

El humo cubre el aire alrededor de las llamas que salen de una chimenea en una planta de procesamiento de gas en Punta de Mata, Venezuela, 20 de febrero de 2020. Fotografía tomada el 20 de febrero de 2020. REUTERS / Fausto Torrealba

 

Sordos hay en todos lados y es un hecho estadístico; pero en los sectores Colombia, Jusepín y parte de Punta de Mata, al noroeste del estado Monagas, oriente de Venezuela, ocurre un fenómeno singular: los pobladores no pueden escucharse unos a otros aunque no padecen de sordera ni están aislados, gritan para comunicarse. Viven demasiado cerca de unas ruidosas “antorchas» que les impiden oír con claridad y cuyos gases también les agrietan y queman la piel.

Por Cronica Uno





Cuando no los asfixia un calor sofocante, los enceguece una humareda que los obliga a resguardarse en sus hogares. Incluso en los caseríos más remotos, un manto de tizne ensombrece las nubes y mancha la ropa de sus habitantes, pues desde hace al menos una década lidian con las consecuencias de respirar el aire contaminado y saturado de partículas nocivas que emana de los mechurrios, unas columnas metálicas de hasta 20 metros de altura en las que se queman por día hasta 1600 millones de pies cúbicos de gas natural.

Aunque la incineración de este combustible fósil es de vieja data en la zona, los volúmenes de quema de gas natural por barril de petróleo producido se han incrementado desde 2016, con pérdidas millonarias para el país y efectos para el ambiente y la salud. En reportes de la firma de consultores Gas Energy Latin America, se afirma que para finales de 2019 sólo se aprovechó 40 % de este valioso recurso natural, necesario para el uso doméstico e industrial.

 

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