Cathie Wood, la experta en inversiones que contradijo a Wall Street ¡y le ganó!

Cathie Wood, la experta en inversiones que contradijo a Wall Street ¡y le ganó!

Bloomberg llamó a Cathie Wood “la mejor inversora de la que no has escuchado hablar”. (ARK Invest)

 

En los últimos cinco años Cathie Wood se abrió camino en el panteón de los principales expertos en inversiones del mundo, en particular por su conocimiento sobre innovación. Y, sin embargo, su nombre no brilla —para muchos, ni siquiera es conocido— entre los gurús a los que seguir. Es posible que esta semana “la mejor inversora de la que no has escuchado hablar” —como la llamó Bloomberg— reciba un poco más de atención, porque el grupo Ark Invest que fundó en 2014, y del que es directora ejecutiva, parece haber ganado un desafío a Wall Street sobre una de sus empresas favoritas, y una de las más controvertidas en la bolsa de valores: Tesla.

Por Infobae





Aunque ahora el valor de las acciones de Tesla se ubica en unos USD 425, “en mayo de 2019 rengueaban a unos USD 200, más o menos el nivel al que se negociaban cinco años antes, cuando la mayor impulsora de Elon Musk en Wall Street intentó un experimento audaz”, recordó Forbes en un análisis de la nueva valoración —USD 1,4 billones— rápidamente criticada por numerosos expertos en proyecciones.
Eso no le preocupa a esta mujer de 64 años, acostumbrada a tener críticos: “Casi me hace sentir cómoda, honestamente, porque significa que si tenemos razón, la recompensa será enorme”.

Esa sensación de estar a gusto cuando hace lo que cree que corresponde, aunque un coro negativo sea la única recepción que obtienen su ideas, es lo que permitió que Ark se convirtiera en “una de las firmas de inversión de crecimiento más rápido y mejor desempeño del mundo”, según Forbes. “Su empresa principal, Ark Innovation Fund, tuvo un aumento impactante del 75% en 2020 y ha producido retornos anuales de un promedio del 36% en los últimos cinco años, casi el triple que el índice S&P 500”.

También es la marca de sus opiniones audaces sobre la política económica actual. En su columna “In The Know” suele compartir sus perspectivas, y en la última, subida al canal de YouTube de Ark apenas el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció que él y la primera dama tenían COVID-19, comentó la incertidumbre del momento. Con su tono original de siempre: criticó, por ejemplo, la necesidad de un nuevo paquete de estímulo económico.

La polémica sobre Tesla

Wood estimó sus cálculos multimillonarios de Tesla centralmente a partir de una reducción de costos del 56%, considerando la medida de valor por hora kilovatio ($/kWh), y una innovación integradora sin precedentes. “En síntesis: Tesla parece estar dejando a la competencia aún más atrás”, según la publicación Nº 241 de Ark Research.

“Cathie Wood y su Ark Investment Management ya eran bien conocidos por sus predicciones audaces sobre cómo Tesla construiría una flota de taxis robots con un valor de USD 1 billón, y que sus acciones se dispararían 20 o 30 veces hacia 2023”, escribió Antoine Gara, el analista de Forbes. “Ahora ella agitó el avispero otra vez al publicar la nueva valoración alcista de Ark, USD 1,4 billones, lo que implica un precio de las acciones por encima de 6.000 dólares, con todos los cálculos y suposiciones de Excel que hay detrás de esas estimaciones”.

Jim Chanos, quien descubrió el fraude de Enron, fue el primer crítico. Detrás, el profesor de finanzas de la Universidad de Nueva York Aswath Damodaran objetó: “Lo que Ark ha estimado para Tesla es un precio a futuro, no una valuación”. El modelo fallaba, dijo, en la evaluación de algunos factores como los costos adicionales que Tesla debería afrontar para escalar su producción de vehículos. Y el USD 1 billón otorgado por la flota de taxis robots le resultaba “más un cuento de hadas que una valuación”.

Antes del análisis de Wood, el valor estimado de Tesla era de USD 442.700 millones, lo cual la ubicaba, de todos modos, muy por delante de otras automotrices como Toyota, que llegaba a USD 185.400 millones, y también de los gigantes estadounidenses como General Motors, calculada en USD 42.600 millones. Pocas semanas atrás, luego de que Elon Musk anunciara que su empresa ofrecería un automóvil de USD 25.000 en tres años, podría haberse desplomado unos USD 50.000 millones porque muchos inversores vendieron. No fue el caso de Wood. De hecho, Ark compró más.

“Los escépticos quisquillosos, cree ella, no ven el panorama general: a medida que los coches eléctricos se vuelven más comunes, la eficiencia de la producción y los avances en baterías y otras tecnologías reducirán su costo de fabricación”, observó Forbes. “Y a medida que el precio de venta se reduzca, la demanda aumentará, incluida la demanda comercial como la de compañías de vehículos compartidos” como Uber, Lyft y sucedáneas.

Sin secretos de estado

Mientras que la mayoría de las estrellas de las firmas de inversión se guardan muy bien de revelar el ingrediente clave de su éxito, Woods deja disponible en línea, gratuitamente, toda la investigación de Ark, y publica registros en tiempo real de las operaciones de su empresa. En lugar de contratar expertos en finanzas prefiere que sus analistas tengan conocimientos sobre otras áreas, como biología molecular o ingeniería informática, porque su objetivo principal es descubrir anticipadamente las nuevas tendencias.

Cathie Wood llegó a la fundación de su propia firma, Ark, tras más de 40 años de experiencia en invertir en innovación, para concentrarse en la disrupción. (Alex Flynn/Bloomberg)

 

Identificar los avances rupturistas es tan central para ella que Wood apela a todos los medios a su alcance, “incluyendo el crowdsourcing”, siguió Forbes, “e incluso abre las reuniones de investigación que su firma mantiene los viernes, en la que se puede participar via Zoom”. La economía sigue siendo el elemento fundamental en esa pesquisa de lo novedoso: Wood es más proclive a aquellas innovaciones cuyos costos, cree, disminuirán con el tiempo, lo que creará una demanda más fuerte. También se fija mucho en la cultura corporativa y la gestión en las iniciativas de crecimiento de una compañía.

“Incluso la estructura de Ark, un acrónimo de Active Research Knowledge (conocimiento de investigación activa), es original”, desarrolló Forbes. “Wood gestiona siete carteras diseñadas capitalizar los descubrimientos en robótica, almacenamiento de energía, secuencia del ADN y tecnología financiera y blockchain, y las pone a disposición de los inversores”, incluso en Robinhood, la plataforma sin costo por compra y venta de acciones que es la favorita de los millennials.

Según Bloomberg, su fondo Ark Innovation es el que mejor desempeño ha tenido “entre 584 fondos con al menos USD 1.000 de activos en el mercado global, pasando por encima a algunos como BlackRock con un rendimiento de 165% (ganancia más aumento de valor) en los últimos tres años y le ha ganado al 99% de ellos desde que Ark Investment Management se convirtió en un consejero de inversiones registrado, en 2014”.

Obsesionada por la innovación

Wood invierte exclusivamente en innovación. Y esa fe le ha permitido algunos hallazgos, como asombros retornos en el caso de gigantes de la salud como Juno Therapeutics (286%) y Invitae Corp (173%), como también algunas empresas fuera de los Estados Unidos: tal el caso de Mercado Libre, que representó para sus inversores un 269% de rendimiento, agregó Bloomberg.

Ark, la compañía de Cathie Wood, invierte exclusivamente en innovación. Y esa fe le ha permitido algunos hallazgos con retornos asombrosos.

 

Y, por supuesto, Tesla. Desde la perspectiva de Forbes, tanto su postura con respecto a Tesla como el empujón tecnológico que el coronavirus forzó en sus empresas elegidas han ayudado a triplicar casi sus activos en 2020, hasta un total de USD 29.000 millones. “El coronavirus ha catapultado a nuestras plataformas innovadoras a una velocidad máxima, porque resuelven problemas”, dijo a la publicación. “La innovación resuelve problemas”.

Y en eso se centra Ark, explicó a Wall Street Week, el programa de Bloomberg con David Westin: “Cualquiera que se aferre a los parámetros de referencia, que miran hacia atrás, no se ocupa del futuro. Se ocupa de lo que ya ha funcionado. Nosotros apuntamos a lo que va a funcionar”.

Forbes estimó el valor de Ark, a partir de indicadores conservadores, en USD 500 millones, aproximadamente un 2% de los activos que la firma de Wood administra. Dado que ella retiene algo más de un 50% de la propiedad de la empresa, su riqueza podría estar en al menos USD 250 millones, “suficiente como para ocupar el puesto 80 en la sexta lista anual de mujeres más ricas de los Estados Unidos artífices de su éxito”, es decir, que se encumbraron solas por sus talentos y sus trabajos.

Wood llegó a fundar Ark “con más de 40 años de experiencia identificando e invirtiendo en innovación”, según el sitio de su empresa. Su fin era concentrarse en la forma más extrema del avance científico y tecnológico, aquella que desestabiliza: la disrupción, o destrucción creativa en la jerga interna de Ark.

“Mediante un enfoque abierto que atraviesa sectores, capitalizaciones de mercado y geografías, Cathie cree que Ark puede identificar oportunidades de inversión a gran escala en los mercados públicos que resulten de innovaciones”, agregó su perfil. Como directora de inversiones, ha liderado “el desarrollo de la filosofía y el enfoque de inversión de Ark, y mantiene la responsabilidad final de las decisiones de inversión”.

El largo camino al éxito

Durante sus años de formación, en la Universidad del Sur de California, estudió con Arthur Laffer y tuvo su primera experiencia de trabajo en Capital Group, el fondo de Los Angeles, en un tiempo difícil: a finales de los ’70s, con tasas de interés cercanas al 20%, el mercado sufría muchas dificultades. Luego de su graduación en 1981 se incorporó a Jennison Associates, que hoy es parte de Prudential, en Nueva York. Allí debutó como contraria: advirtió que la inflación y el aumento de los intereses habían llegado a su punto máximo, sólo para toparse con jefes que revoleaban los ojos ante lo que juzgaban un desvarío. “Pero Wood tuvo razón”, observó Gara, “y la experiencia le hizo apreciar la ventaja potencial de ir contra el consenso”.

 

Hacia finales de los ’80s y comienzos de los ’90s trabajó en la investigación de empresas de telecomunicaciones y tecnología inalámbrica, y obtuvo una perspectiva inmejorable de la magnitud de los cambios económicos y sociales que traería la generalización de los teléfonos celulares. En 2001 pasó a AllianceBerstein, para dirigir el área de carteras temáticas, pero siete años más tarde la crisis de 2008 interrumpió su proyecto. Pensando en un nuevo enfoque, en 2012 propuso que algunas impresas innovadoras se incluyeran en la estructura de los fondos de inversión cotizados (ETF), una suerte de híbrido entre fondo de inversión y acciones.

Pero AllianceBerstein no adoptó la idea, aunque a esas alturas Wood manejaba más de USD 5.000 millones, según recordó Rosenblatt Securities. Así fue como, dos años más tarde, fundó su propia empresa, Ark.

El éxito se demoró un poco. Durante los primeros dos años fue esquivo: hacia finales de 2016 Wood sólo había logrado atraer USD 307 millones en activos y, con un 0,75% de honorarios por gestión, Ark no lograba cubrir sus propios gastos. Pero la inversora creía en su perspectiva, recurrió a sus ahorros, vendió participaciones minoritarias y se asoció con empresas más grandes, por lo cual actualmente Nikko Asset, de Japón, y American Beacon controlan el 39% de la empresa, además del 10% que poseen unos 25 empleados. El esquema funcionó y en 2017, por fin, Ark levantó vuelo.

Algunos de los motores de su éxito fueron los incrementos de valor de Netflix, Salesforce, Illumina (una empresa de secuencia de ADN), la plataforma de pagos digitales Square y el prestador de servicios médicos digitales Athenahealth. “Los activos se multiplicaron por diez, y Ark comenzó a construir su marca en base a sus predicciones audaces, una presencia activa en Twitter y las investigaciones de acceso gratuito en línea”, destacó Forbes. “También atrajo la atención sobre un fondo de criptomonedas disponible sólo para inversores acreditados”, una suerte de póliza de seguro contra la inflación en palabras de Wood.

El reconocimiento llegó poco después. En 2016 y 2017 habló en el Foro Económico Mundial; entonces también recibió el Premio a la Mujer en Finanzas, por Contribución Sobresaliente, de Market Media. En 2018 Bloomberg la incluyó en la lista anual de 50 personas que definieron los negocios globales; un año más tarde Fortune la convocó a su exclusiva mesa redonda de expertos en inversiones, según destacó el sitio de su firma.

Las predicciones de la experta

En la crisis económica que siguió a la crisis sanitaria del coronavirus, Ark logró mantener el crecimiento. En marzo, cuando comenzaron los cierres por el COVID-19, “Wood predijo correctamente que las compañías tecnológicas de crecimiento rápido llevarían al mundo (y a los mercados financieros) hacia la recuperación”, observó Gara. Se concentró en Tesla y otras de sus favoritas: la compañía de software educativo 2U y la plataforma online de bienes raíces Zillow, por ejemplo.

No obstante su buen desempeño y su optimismo natural, Wood advirtió a Forbes que los próximos cinco años no serán fáciles: “Ella espera que una amplia franja de grandes industrias —bancos, energía, transporte, atención de la salud— resulte afectada por el cambio tecnológico y haya muchos trabajadores desplazados”. En esa inestabilidad, los índices generales del mercado estarán a veces por debajo de las expectativas, lo que dará la oportunidad de elegir a los innovadores que puedan ganar.

“La innovación disruptiva tiende a despegar en los momentos difíciles”, insistió en su video In The Know. “Pero si a las empresas y los rubros industriales se los subsidia para que aguanten un poco más, probablemente no sea bueno para nadie. En este momento brotan muchos empleos en el espacio de la innovación solo porque la crisis del COVID-19 ha desatado la innovación en una escala que nunca esperamos ver. Así que aquellos que se mantengan con las industrias antiguas, que probablemente están muriendo, podrían recibir un flaco favor si el gobierno les brinda fondos”.

Wood no sólo cree que el mercado no sufre actualmente una burbuja: “Creemos que la economía ha logrado la velocidad de escape, y que algunos de los paquetes de estímulo sobre los que se ha rumoreado probablemente no son necesarios”, dijo, mientras los legisladores estadounidenses discutían la cuestión y Trump —a quien ella apoya “sin reparos”— debía ser hospitalizado para tratar sus síntomas de COVID-19. La incertidumbre por la pandemia y por las elecciones presidenciales, en su opinión, sólo significa que la inversión ha pasado de las acciones a la seguridad mayor de los bonos. Eso, concluyó, le permite pensar que “no estamos en una burbuja, para nada”.