Domingo Alberto Rangel: Lecciones olímpicas

Domingo Alberto Rangel: Lecciones olímpicas

Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

Siempre que el tiempo lo permite gusto escuchar las historias de la gente.

Una de tantas me vino estos días a la memoria cuando veía por ese milagro que es la televisión satelital, a nuestra gran atleta Yulimar Rojas ganando su medalla de oro y algo más tarde pero por la TV local, al presidente Chávez, refiriéndose a civiles y militares que le habían acompañado a un largo periplo por el mundo, cuando desde un viejo video despotricaba porque a su entender sus asistentes salían al exterior y solo pensaban en “alargar innecesariamente el viaje sin atender a la seguridad del país o la del Comandante en Jefe”.

La conexión con Yulimar son los Juegos Olímpicos donde curiosamente mi país, con una representación más bien exigua y que revela las carencias de divisas del gobierno… ha ganado más medallas que cuando llevaban manadas de competidores en número que competía con los que inscribían potencias deportivas de gran abolengo.





Volviendo a conversaciones con desconocidos también recordé casi al instante, cuando esperando un vuelo nacional conocí unas jóvenes que acababan de regresar de la Argentina donde habían pasado meses –a cuenta del presupuesto nacional- como “avanzadas” de una gira del presidente Chávez a ese país austral.

Las chicas se reían contando cómo sin tener nada que hacer, durante tres meses ahorraban los viáticos en dólares… comiendo en el hotel de lujo donde las alojaron por los lados de Bariloche… y sin comprar nada porque hasta para regalos personales alcanzaban los viáticos… para regresar a Venezuela “buchonas”.

Ya en esos años se podía presagiar nuestra debacle porque los dólares eran escasos y caros para el común pero muy baratos para los enchufados de entonces.

Como no me causaba risa el cuento de las muchachas… ellas se pusieron capciosas y me preguntaron si yo era de la Disip que aún no había cambiado de nombre. Les dije que no y las dejé porque mi avión salía en ese momento.

Nunca las he vuelto a ver y quién sabe si ahora viven en Miami y han borrado de su memoria aquella ociosidad en la cercanía de El Calafate.

Bien: definido el marco salvo para los que no quieren entender, queda una lección práctica que puede unir al pasado… con el presente… y el futuro.

Al Dios de la Justicia deben agradecerle las nuevas generaciones que como castigo por el mal comportamiento colectivo… el gobierno nacional y todos los otros… estén en la bancarrota… porque es la única manera de que en el futuro nuestros nietos tengan un país del cual puedan estar orgullosos.

Solo la gran peladera presupuestaria explica cómo Venezuela con 44 competidores… gana muchas más medallas que cuando en cada inauguración el equipo nacional olímpico contaba con más de 100 competidores.

A Tokio solo viajaron “los que deben estar allí” y punto.

Y así los recursos técnicos se concentraron en los potenciales ganadores… o los que han de serlo en el futuro.

Las jóvenes que por accidente conocí en un aeropuerto y que a cuenta del presupuesto o sin nada que las hiciera merecedoras de formar parte de una “avanzada” presidencial… son una pequeñez del gran despilfarro que ya desde los años 70s del siglo pasado permitían presagiar el descarrilamiento del tren venezolano.

¡Ojalá y esas muchachonas sean el pasado que no se debe repetir… ni en gente como ellas, ni los boliburgueses… bolichicos y enchufados!

¡Yulimar y los ganadores olímpicos de medallas son el presente y viva nuestra ganadora aunque las urracas del twitter chillen!

Y en cuanto al futuro: aún está por construirse porque sin cambios reales… aún si se llegase por milagro a levantar en poco tiempo la economía nuestra… más temprano que tarde una sociedad laxa volverá a dilapidar recursos… hasta que con o sin sanciones… termine mendigando y siendo la cómica aquí y en el exterior.

Son “Lecciones Olímpicas”.