Jorge Ramos Guerra: El vacío político asfixia a Venezuela

Es la conclusión a qué arribamos en amena conversación con el doctor Esteban García Segura, uno de los adecos más discretos que he conocido, dado en saber lo más mínimo de Acción Democrática, cuya suerte angustia, porque históricamente está comprobado, que sigue siendo un sentimiento nacional, con la tragedia que quienes pudieron ser un “relevo dirigencial” se han convertido en unos sepultureros, rodeados de dolientes, a la espera del responso, mientras una especie de chamanes, a la luz de velas y humo de tabaco auscultan, los resultados electorales del pasado 21N y sus consecuencias en las organizaciones políticas.

Dicho hace 40 años por los politólogos: Juan Carlos Rey, para quien “El modelo de desarrollo impuesto desde 1958 se agotó”. Por su parte Andrés Stambouli “Como los partidos políticos han monopolizado la acción política frente a una sociedad pasiva se ha empobrecido el proceso de la vida social, y la sociedad debe hacer su cuota de sacrificios para enfrentar la magnitud de los problemas”. Mientras que para Humberto Njaim “Los partidos han sido hasta ahora “maquinarias políticas” y deberían convertirse en “maquinarias sociales” animadoras de la vida participativa autónoma”. ¡Profetas del desastre serian calificados! Verdades que no eran otras, que las mismas de hoy.

“Desconfianza en la dirigencia política, altos índices de corrupción y el desprecio a la militancia partidista y en consecuencia a la ciudadanía en el ejercicio de elegir y ser elegido” y que -conste- mucho antes del chavismo, llevándose por delante, sólidas instituciones sindicales, gremiales, culturales, estudiantiles, doctrinarias, dejando lo que con cinismo llaman “copar espacios” y coloquialmente, recibir “migajas” para mantener la “clientela política” y como por ejemplo: “Primero Justicia” cuya acta fundacional lleva el sello de PDVSA, “Voluntad Popular” o “Nuevo Tiempo” perfectos “maromeros” todo lo cual asfixia al país, mientras su sociedad se balancea en un vacío político que particularmente, obliga a la manifestación de voluntad del sentimiento adeco en igualdad de condiciones a solicitar a Henry Ramos y Bernabé Gutiérrez, a la designación de una Comisión “Ah Hoc” que convoque un proceso electoral interno a todos los niveles de su estructura, con un Registro Electoral de militancia, previo a una amnistía, que libere de responsabilidades partidistas a los fines de ejercer, el constitucional derecho de “elegir y ser elegido”.





Para tales efectos, se deberá incorporar a la dirigencia histórica del partido angustiada por la suerte de la organización y de acuerdo a la Constitución de 1999, el Consejo Nacional Electoral está obligado a facilitar la inédita consulta, válida para toda organización política y la experiencia de los convocantes de la consulta del 17 de octubre de 2017, fundamentada en la misma Constitución, logrando que unos seis millones de ciudadanos expresaran con trasparecía su opinión, en cuanto a la ilegitimidad, para el momento de la Asamblea Nacional Constituyente.

¿Por qué no repetir esa experiencia? Al respecto se apela a la “buena fé y fé pública” tomando de la biblia su definición, Hebreos 11.1. Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve, porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos y la que jurídicamente da un notario. Para el gran penalista italiano Francisco Carrara, la fé es “hija de la sociedad civil” y según algunos autores alemanes la “fé es un sentimiento colectivo”. Pues bien, mucho de ello esta como valores axiológicos en nuestra Constitución, entones ¿porque no atreverse a ensayarla, para dirimir las diferencia en Acción Democracia y salvarla de la ignominia? justo cuando es la hora de la reinvención de Acción Democrática, con las expresiones de sus tres divisiones, junto a sus líderes forjados en aquel 13 de septiembre de 1941, cuando Rómulo Betancourt dijera que “nacía para hacer historia”.

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