Abraham Sequeda: Democracia en la práctica

Abraham Sequeda: Democracia en la práctica

La Democracia (poder del pueblo) básicamente es el modo de elegir una forma de gobierno, en el cual esa descripción de pueblo, población, ciudadanía, puede ejercer con libertad todos los mecanismos necesarios, para la toma de decisiones en todas las materias de un país. 

Las decisiones en la práctica son raramente tomadas por unanimidad, lo que nos lleva entonces a definir un gobierno como resultado de la decisión por el voto de la mayoría. Por esta razón el mecanismo por tradición tomado por la democracia son las “elecciones” para diferentes cargos a diferentes niveles.

Una República viene a ser el resultado de una forma o estructura de Estado, por presión, influencia o simplemente diseño de largos años de trabajo de todos los habitantes con derechos y deberes, cuyo andamiaje de leyes se ha formado legítimamente para ser igualmente cumplidas por todos.





El escenario venezolano ha evolucionado tal cual se suponía, una vez los juicios contra delitos de lesa humanidad más el proceso inevitable de los jerarcas del poder político, amigos, allegados, etc, de franquearse para el uso y disfrute de “sus bienes”, han ocurrido simultáneamente. Es decir, tarde o temprano el entorno de “recuperación” y “normalización” debía ocurrir tal vez contra su voluntad pero no contra la dinámica de sus fortunas.

Entendiendo esto, el proceso democrático sui géneris representa ahora, una ocasión de confrontar y derrotar el poder político actual y sus apéndices, por una razón operativa muy básica: el gobierno evolucionó a ser un gobierno malo. Ciertamente es ahora que la acción política debe comenzar a tomar forma y no hay dudas que la creación de un Estado Liberal posterior será la opción correcta.

De lo anterior, el problema es ¿cómo conquistar el poder?, porque para eso debe conformarse un gobierno que sería la representación de una decisión general y de la mayoría. Lograr ese objetivo supone superar obstáculos comunes y no comunes, embaucadores, de acciones de los operadores de la “oposición vitalicia” y sobre todo no actuar con descuido.

Haber llegado a la Venezuela actual tiene justificación desde todos los ámbitos posibles, entre ellos los que constituyen los partidos políticos, de los cuales no se salva casi ninguno; por lo tanto, enfoques idealistas de trabajo conjunto con representantes de estos partidos es ser por lo menos un incauto. Lo que debe existir realmente es un “pacto de no agresión”, luego que cada quién haga su trabajo y presente su propuesta programática (si es que la tienen) y que se imponga el mejor.

@abrahamsequeda