Cuando decides emigrar a EEUU, hay dos opciones: Llegar o morir

Cuando decides emigrar a EEUU, hay dos opciones: Llegar o morir

José Luis, un agricultor que fue repatriado a Honduras tras ser detenido en Estados Unidos, junto a dos expositores en una muestra gastronómica y de agricultura en Cerro Verde, Honduras.

 

“Me interceptaron y estuve dos meses en una cárcel de Estados Unidos, pero si pudiese, volvería a emigrar”. José Luis habla con amargura. Sonríe poco y recuerda mucho. Hace más de una década que intentó empezar una nueva vida en el país norteamericano. Tenía 23 años y trabajaba como agricultor en Honduras, donde recolectaba frijoles para subsistir. Nada de ahorros ni grandes planes. Se endeudó, consiguió 12.000 euros prestados de aquí y de allá para pagar a un coyote (un contrabandista de personas) que le llevara hasta los Estados Unidos. Lo consiguió, pero la policía estatal de Texas lo interceptó tras cruzar la frontera y fue repatriado. Ahora supera la treintena y los pensamientos se repiten. “Muchas veces me planteo volver a intentarlo”. Pero necesita dinero para ello. O unas condiciones de vida que le seduzcan lo suficiente para quitarse la idea de la cabeza.

Por El País 





José Luis labra los campos de Marcala, un municipio del departamento hondureño de La Paz, donde el 75% de su población depende de los cultivos de frijol y el maíz. Gana entre 150 y 200 dólares (entre 154 y 206 euros) al mes como agricultor. “Muy muy poco para mi familia”. El Gobierno de Honduras ha prometido subir en 2023 el salario mínimo de 300 a 318 dólares (misma equivalencia en euros) en las actividades agrícolas, pero la cifra fluctúa según las condiciones de trabajo. En todo caso, parece un salario incomparable a los cantos de sirena que envían los migrantes establecidos en Estados Unidos. “Allí les pagan mucho dinero. Tienen casas grandes, coches… Aquí, nada”, compara el hombre.

Para José Luis, la emigración es una ventana que siempre queda abierta porque saben que progresar en Honduras es una quimera: el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) refleja que los hogares hondureños “que sufren niveles agudos de desnutrición o por encima de lo habitual” se han doblado entre 2019 y 2021 al pasar del 18% al 35% de la población.

“Con la agricultura solo se subsiste, no da para más”, comparte Willian, de 30 años. Toca en una banda musical y hace algunos trabajos agrónomos. Poca cosa, lo que surja para tirar adelante. Hoy actúa con su grupo en unas jornadas de cooperación local en Cerro Verde, una comunidad de apenas 50 familias donde el agua depende de un pozo. Le cuesta mirar a la cara y apenas mueve los labios cuando se expresa. “Tenemos que trabajar muchas horas para ganar un poco. Me gustaría ir a los Estados Unidos, claro, pero no es sencillo”, confiesa.

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