Ucrania, ante un Mundial entre apagones y preferencias de prisma político

EFE.

 

Los apagones provocados por los ataques con misiles rusos complican a los ucranianos seguir los partidos del Mundial de Fútbol, mientras cobra mayor protagonismo el entorno político que envuelve el torneo y la afición se vuelca en el discurrir de la liga nacional.

En situaciones normales, el Mundial se seguiría como una fiesta en todo el país, sobre todo si la selección ucraniana también jugara, explica a Efe Iryna Koziupa, periodista de “Tribuna”, uno de los mayores portales deportivos de Ucrania.





La selección ucraniana eliminó a Escocia pese a que la mayoría de los jugadores llevaban meses sin jugar, pero no logró clasificarse para estar en Catar al perder el partido de repesca contra Gales.

El fútbol ha pasado a un segundo plano en medio de la tragedia diaria que vive el país, con los ataques con misiles rusos alterando la existencia del conjunto de ucranianos y con intensos ataques en el este.

Aun así, Koziupa confiaba en que el torneo aportaría al menos un respiro y que los ucranianos podrían ver en abierto los partidos gracias a la cadena pública “Suspilne”.

Pero los cortes de energía de emergencia dejan a los ucranianos sin electricidad durante horas. Muchos se están perdiendo la mayor parte del torneo por primera vez en sus vidas.

“A veces planeas ver un partido de Argentina y acabas viendo los minutos finales del de Camerún, si tienes suerte”, dice la periodista. Para Koziupa, el mundial se siente como algo que ocurre en una “realidad paralela” a los efectos devastadores de la guerra que sufren a diario los ucranianos.

Se aplica inevitablemente al torneo una lente política y se apoya a las selecciones de los países que apoyan a Ucrania, como Polonia. Koziupa se alegró por Robert Lewandowski, que marcó su primer gol y llevó a su selección a la victoria sobre Arabia Saudí.

A los ucranianos les cuesta simpatizar con Irán, ya que los drones de Teherán son utilizados por Rusia para bombardear Ucrania. Sin embargo, Koziupa afirma que sí se apoya a los manifestantes iraníes contra el régimen. La negativa de los futbolistas iraníes a cantar el himno nacional también fue reconocida en Ucrania.

Para Koziupa, la pura emoción del juego sigue siendo una gran fuente de alegría, ya que todo el torneo es una celebración de diferentes estilos y culturas futbolísticas.

“Los que pueden asistir probablemente no se dan cuenta de la suerte que tienen de estar allí”.

La propia periodista ha ido de cafetería en cafetería en Ternopil tratando de seguir una retransmisión televisiva, mientras sus colegas en Kiev trataban de conectarse al wifi en las estaciones de metro que también sirven de refugio antibombas.

“A veces rezo para que los árbitros no añadan tiempo de descuento a los partidos. Temo que la electricidad pueda cortarse en cualquier momento sin que haya completado mi trabajo”.

A pesar de la guerra en curso, en Ucrania se disputa una nueva temporada de fútbol de la primera división.

Los partidos se juegan, aunque sin público, en el oeste del país, relativamente más seguro, y en la capital. Se interrumpen a menudo durante horas, a la espera de que se levante la alarma aérea en los refugios antibombas. Pero todos los partidos se han completado, subraya Koziupa.

La calidad de juego bajó, ya que muchos jugadores extranjeros se marcharon. Pero a cambio la cantera ucraniana tuvo sus oportunidad. El Shakhtar Donetsk llegó a poner en apuros al Real Madrid en la fase de grupos de la Liga de Campeones y se clasificó para la eliminatoria de la Europa League.

El cambio más importante se refiere a la actitud de los futbolistas, que solían ser apolíticos a pesar de que la guerra con Rusia comenzó realmente hace más de 8 años, tras la anexión de Crimea.

“Antes se aferraban al mantra de que el fútbol estaba más allá de la política”, dice Koziupa. Pero “esta guerra ha afectado a todos y a todo, incluido el fútbol”, concluye la periodista.

EFE