Benedicto XVI, el brillante teólogo que no quería ser obispo, y menos de Roma

Benedicto XVI, el brillante teólogo que no quería ser obispo, y menos de Roma

Benedicto XVI renunció al pontificado en febrero de 2013. (Foto de archivo del año 2011- FILIPPO MONTEFORTE/AFP/Getty Images)

 

 

 





 

Este 31 de diciembre a las 9:35, el Vaticano ha confirmado la muerte del Papa emérito Benedicto XVI a los 95 años de edad, después de que su estado de salud, según informó la Santa Sede, se agravase en los pasados días «por el avance de la edad».

ANTONIO OLIVIÉ // EL DEBATE

Joseph Ratzinger pasó sus últimos momentos en vida en el Monasterio Mater Ecclesiae, en los jardines vaticanos, donde vivía acompañado de su secretario personal y cuatro religiosas desde que renunció al pontificado en el año 2013.

Nacido en una familia humilde, de una localidad pequeña de Baviera. Hijo de un policía local y una cocinera, Joseph Ratzinger siempre fue una persona sencilla, austera, sin interés por la propia imagen o la relevancia social. Ese origen es clave para entender su incomodidad en los grandes eventos, donde era aplaudido y admirado. Tampoco se veía elevado a puestos de responsabilidad, ya que no se consideraba a la altura y prefería dedicar horas al estudio o la enseñanza, antes que a la gestión y administración.

Desde sus primeros años como sacerdote, Ratzinger se encargó de formar a los seminaristas, así como a seguir a un grupo de jóvenes en Múnich. En esta experiencia comprende la diferencia entre la forma de vivir de algunas personas y su catolicismo ‘de fachada’, dando luz a un ensayo titulado Los nuevos paganos y la Iglesia. Es una de sus grandes preocupaciones, un desafío en una sociedad que considera formada por «paganos que aún se denominan cristianos, pero que se han convertido en paganos».

Entre 1952 y 1977 Ratzinger se dedicó con entusiasmo a la vida universitaria. Una carrera académica para la que se siente preparado y en la que adquiere a corto plazo un prestigio que le llevará a participar en el Concilio Vaticano II. Durante ese periodo romano trabajará como consultor del cardenal de Colonia, Joseph Frings, y después como perito conciliar.

Más detalles en EL DEBATE