Luis Barragán: La embajadora M.T. Belandria

Luis Barragán: La embajadora M.T. Belandria

 

El servicio exterior será un enorme desafío para la Venezuela que efectivamente supere un régimen que lo ha quebrado deliberadamente, reforzando nuestra subordinación a los intereses de un claro sello anti-occidental. Hubo un importante y aleccionador ensayo con la que podríamos llamar la diplomacia interinaria, con todos los aciertos y errores que todavía esperan por un adecuado balance político y una justa sentencia histórica.





Una abnegada profesora de derecho, firmemente comprometida con el ideario de la libertad y de la democracia, convincente especialista en una materia no muy común que la requería, interrumpió el doctorado que cursaba en el norte del continente para asumir una enorme y grave responsabilidad en el Brasil de todos los calibres políticos. Conocedora y crecientemente conocida en el vecino país que soportó el primer gobierno de Lula de Silva, tanto como el madurato que la sabía una extraordinaria aportante a la causa esequibana que prendió de nuevo en la Asamblea Nacional electa en 2010, le correspondió un complejo ejercicio de representación en Brasilia.

Además de acertar políticamente con el manejo de una situación completamente inédita, tuvo que encarar dos circunstancias que, por su desempeño diligente y eficaz, no lograron rebasarla, como el desplazamiento masivo de los venezolanos que tuvieron toda su atención, y la toma por la fuerza de la sede diplomática de nuestro país por militantes y agentes maduristas que apostaron por generar una crisis de consecuencias impredecibles, sin éxito. En un caso, desbordados los servicios públicos de las localidades brasileñas más cercanas a las fronteras, incrementándose la migración venezolana de un modo galopante, encontró todo el auxilio que le fue posible a la embajadora Belandria que también supo consustanciarse con las realidades y personalidades del pujante país recorrido en la medida que los coterráneos lo necesitaban; y, por el otro, demostró habilidades políticas para sortear las trampas y triquiñuelas acostumbradas por los socialistas del siglo XXI.

Luce necesario apuntar a los aspectos positivos de la diplomacia interinaria que bien ejemplificó la embajadora Belandria, aunque quizá se sepa de nuestras posturas críticas en los años más recientes. La extensión del mandato de la Misión de Verificación de Hechos en las Naciones Unidas, la consideración de Canaima como patrimonio natural de la humanidad en riesgo, la no reelección del madurato como integrante del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el reconocimiento de los pasaportes venezolanos aún vencidos, la promoción de las causas que lleva adelante la Corte Penal Internacional, o la voz y representación en la OEA, así lo ilustran.

Importante también fue el trabajo administrativo realizado en Brasil, porque se prestó el servicio consular a nuestros paisanos con la expedición de documentos de la más variada índole, como la carta de imposibilidad para obtener pasaporte, carta de soltería, certificación de acta matrimonial, fe de vida, pasaporte, certificado de Identidad, autorización para retiro de cadáveres, etc. Entre cuatro y diecisiete mil documentos, tramitó la embajadora y su equipo de trabajo, entre 2020 y 2022.

Por cierto, en su momento, absolutamente nadie cuestionó su nombramiento como embajadora al votarla en la legítima Asamblea Nacional de 2015. Observemos que la designación como nuestra representante en Brasil, no llevó sesgo político – partidista alguno, siendo uno de dos o tres casos.

Agradecemos el leal servicio que la embajadora Belandria le ha prestado a los más altos intereses del país, ganando una experiencia indispensable para afrontar los retos del futuro. Aula abierta para las nuevas generaciones de internacionalistas que les corresponderá recuperar nuestro servicio exterior, alcanzada la libertad y la democracia.