Emojis, doble “check” y el inquietante “escribiendo…”: cómo WhatsApp se ha introducido en nuestras relaciones

Emojis, doble “check” y el inquietante “escribiendo…”: cómo WhatsApp se ha introducido en nuestras relaciones

Úselo con responsabilidad y moderación: El WhatsApp es el gran método de contacto del siglo XXI y la forma en que hablamos de forma digital nos afecta en lo que vivimos de forma presencial.
BLANCA LÓPEZ

 

Lo llaman “sistema de mensajería”, pero en realidad el WhatsApp hoy es casi una dimensión añadida a nuestras relaciones de pareja, un canal en el que la comunicación es a veces más fluida y cariñosa que en la presencialidad y, otras veces, una mina de advertencias. Es, a veces, el panorama: ha conocido a alguien encantador, pero por WhatsApp es un cretino. ¿Qué pasa cuando una de las partes es realmente nefasta a la hora de comunicarse por escrito y cómo diferenciar entre haber dado con una personalidad conflictiva o simplemente alguien torpe a la hora de comunicarse tecleando?

Por El País





Inma Brea, coach experta en comportamiento humano y en humanización corporativa, alerta de que la mensajería instantánea, es, como indica su nombre, “una gratificación inmediata. El móvil nos acompaña a todas partes, lo que significa que podemos estar recibiendo estímulos o gratificaciones de manera constante”.

Eso lo ha convertido en un elemento imprescindible de las relaciones amorosas y a nuestra era en una era de intimidad digital. El problema, como toda era en sus albores, está en que los códigos y los tiempos aún no son los mismos para todos. Lo que para una parte puede ser un exceso de comunicación, para la otra puede ser lo habitual. Lo que uno teclea creyendo que es sencillo y asertivo (”vale”) puede ser recibido por el otro como frío y distante. Lo que para uno puede ser atento y cariñoso, para el otro puede ser excesivo y agobiante. Hoy el uso (o ausencia) del emoji puede ser una declaración de guerra. “Qué seco, ¿no?”.

La psicóloga Júlia Pascual subraya la importancia de establecer leyes de comunicación y poner, desde el comienzo de una relación, unos límites y normas. Señala, sobre todo, “la necesidad de ser educados”. “Si se lee el mensaje del otro, por ocupado que se esté”, recomienda, “hay que avisar de que no puede responder en ese momento y que lo hará después, porque hay que generar respeto y educación”.

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