¿Hasta dónde llega el “brazo” de Putin? Sus críticos y detractores parecen no estar seguros ni en el extranjero

¿Hasta dónde llega el “brazo” de Putin? Sus críticos y detractores parecen no estar seguros ni en el extranjero

 

 





 

La detención en Tailandia de un grupo de rock ruso contrario a la guerra evidencia el peligro al que se exponen las voces críticas con el presidente Vladimir Putin, incluso en el extranjero.

Los siete miembros de la banda Bi-2 fueron detenidos el 24 de enero por los servicios de inmigración tailandeses antes de ser liberados esta semana y marcharse a Israel.

El año pasado, su cantante Egor Bortnik, conocido por su nombre artístico “Lyova”, criticó en redes sociales al presidente ruso por “destruir” el país. Moscú acusa al grupo de “apoyo al terrorismo” por mostrar su oposición a la guerra en Ucrania.

Los miembros de Bi-2 fueron detenidos alegando un problema de visado la semana pasada en Phuket, destino popular entre turistas rusos en el sur de Tailandia y donde el grupo daba un concierto, y fueron trasladados a un centro de detención migratoria en Bangkok.

Algunos de los siete miembros de la banda tienen nacionalidad israelí o australiana además de la rusa, según Human Rights Watch, que denuncia la “represión transnacional” de Moscú.

La oenegé afirma que si hubiesen sido deportados a Rusia, habrían “probablemente sido perseguidos”.

“Presión muy fuerte”

Cientos de miles de rusos salieron de su país tras el inicio de la invasión a Ucrania en febrero de 2022, entre ellos conocidas figuras culturales.

“A ojos del estado ruso, los que se marcharon no sólo son traidores y enemigos, sino también un riesgo para la estabilidad política de Rusia, un problema de seguridad nacional”, explica Tatiana Stanovaya, politóloga y fundadora del centro de reflexión R. Politik.

El político opositor exiliado Dmitri Gudkov, que encabezó los esfuerzos para la liberación de Bi-2, afirmó que diplomáticos rusos presionaron a las autoridades tailandesas para que los rockeros fueran deportados a Rusia.

“La presión fue muy fuerte. Estamos sorprendidos”, declaró Gudkov a la AFP. Según afirma, a Moscú le preocupa que grupos de rock antibelicistas sean tan populares en Rusia, especialmente en vistas a las elecciones presidenciales de marzo, aunque la reelección de Putin apenas está en duda.

También afirmó que diplomáticos estadounidenses, alemanes, israelíes y australianos participaron en las negociaciones.

El diputado nacionalista ruso Andrei Lugovoi, juzgado en el Reino Unido por el asesinato del exagente ruso Alexander Litvinenko, indicó en redes sociales que los miembros de Bi-2 irían a prisión si eran deportados a Rusia y debían “prepararse” para “bailar claqué delante de sus compañeros reclusos”.

“Maníaca persecución”

La presión a este grupo de rock no es un caso aislado.

El humorista Maxim Galkin contó la semana pasada que le negaron la entrada en Indonesia para dar un espectáculo en la isla de Bali. Galkin, esposo de la estrella del pop ruso Alla Pugacheva, explicó en Instagram que las autoridades le mostraron una carta del gobierno ruso.

Sus espectáculos en Tailandia también fueron anuladores el mes pasado por presión de Moscú, afirmó, denunciando “la maníaca persecución de artistas disidentes en el extranjero”.

El rapero Alisher Morgenshtern aseguró recientemente que le prohibieron entrar en los Emiratos Árabes Unidos, sin razón oficial.

Galkin, Morgenshtern y el cantante de Bi-2 están en la lista de “agentes extranjeros” en Rusia.

VPI Event, organizador de los conciertos de Bi-2 en Tailandia, denunció que en diciembre comenzó una “campaña” contra el grupo en Asia “bajo presión” de diplomáticos rusos.

“Fuerza tóxica”

Para la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajarova, las dificultades a las que se enfrentan los opositores al Kremlin en el extranjero son normales, ya que son “personas que apoyan el terrorismo”.

Otras personas, como el escritor Boris Akunin, también están en la liste de “terroristas” de Moscú, y muchas figuras culturales rusas exiliadas son blanco de troles de Internet vinculados a los servicios de seguridad rusos.

El miércoles, la cámara baja del Parlamento ruso aprobó una ley que autoriza confiscar bienes de cualquier persona reconocida culpable de haber difundido “informaciones falsas” sobre el ejército.

El abogado Serguei Zhorin, que representa los intereses del rapero Morgenshten y otros artistas, afirmó que las autoridades prueban nuevos “medios de presión”.

Es “una diplomacia del miedo”, explica el politólogo Serguei Medvedev. “Rusia necesita aparentar ser una fuerza tóxica y omnipresente que puede llegar a sus opositores en todo el mundo”, agrega.

AFP