El médico venezolano que escapó de la crisis y el hambre para triunfar en Colombia

El médico venezolano que escapó de la crisis y el hambre para triunfar en Colombia

A sus 32 años, Frank José Romero Maldonado sigue soñando. Está convencido de que los obstáculos de la vida no le impedirán conseguir lo que sabe bien que merece. Cree que las debilidades se vuelven oportunidades, pues nunca imaginó una vida en Colombia, ni tener su propio consultorio como hoy lo tiene después de tanto esfuerzo y sufrimiento.

 

 

Después de más de siete años de estudios y con apenas unos cuantos meses de empezar a ejercer la profesión que de niño anheló, Frank José Romero Maldonado vivió la cruel realidad de la crisis venezolana: tuvo que dejar su trabajo de médico y emprender un viaje en medio del éxodo más grande en la historia de la región. A la fecha, según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Migrantes y Refugiados de Venezuela, 7.722.579 personas se han ido del país por múltiples causas.





Por HOY Diario de Magdalena

Con la incertidumbre de dejar una vida atrás, Frank tomó la decisión de migrar. El hambre y la necesidad fueron el impulso para vencer el temor que lo embargaba. Aunque fue difícil, ahora cree que fue la determinación más acertada de su vida. Abandonar Venezuela nunca había estado en sus planes hasta que apareció la guerra, el hambre y la escasez. Frank no tuvo más opción que irse.

Era febrero de 2014 cuando este joven médico empezó a ver turbio su destino. Hasta antes de ese momento, tenía aspiraciones de seguir creciendo profesionalmente. En un pequeño bolso depositó sus sueños para reinventarse en otros horizontes. Todo ello lo vivió en medio de una batalla interna entre el sentimiento y la razón. Sin embargo, lo hizo por su bienestar, el de su hijo y su familia.

La situación política y económica de Venezuela era complicada y eso generó un estallido social. Se desató un caos al interior del país, el bolívar se devaluó estrepitosamente y los alimentos comenzaron a escasear, la gente protestaba a diario en las calles, mientras que los ‘colectivos’, grupos civiles armados al margen de la ley que, en defensa de la llamada “revolución”, reprimían cualquier tipo de levantamiento de civil, lo que por meses cobró la vida de cientos de personas y dejó miles de heridos.

“Recuerdo que trabajaba en dos centros médicos en la ciudad de Los Teques, en el estado Miranda, cuando empezó la devaluación del dinero, no valía nada, es real que con el sueldo solo comprabas un paquete de harina. Nos tocó adaptarnos a la inseguridad, me volví muy frío y temeroso, no quería salir a la calle y cuando escuchaba una moto pensaba que me iban a matar. Salía de la casa al trabajo y viceversa, con la angustia de no saber si llegaría vivo”, recordó Frank con nostalgia aquellos tiempos en que inició la crisis.

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