La carta de amor que estuvo escondida casi 100 años en la pared de una iglesia española desaparecida

La carta de amor que estuvo escondida casi 100 años en la pared de una iglesia española desaparecida

Imagen de la carta descubierta casi 100 después de ser escrita. Museo de la Alhambra.

 

Al pie de la Alhambra, donde cada piedra y cada susurro del viento parecen guardar secretos antiguos, se ha desvelado un misterio que teje romance y nostalgia en un solo hallazgo: una carta de amor escondida durante 92 años en un recoveco de artesonado mudéjar. Este descubrimiento en Granada, en una iglesia ya desaparecida, añade una nueva capa a la rica conjunción de historias que la famosa fortaleza nazarí ha presenciado a lo largo de los siglos. En su hallazgo resuena el eco de amores de antaño, capturando la esencia eterna del deseo humano de conexión y afecto.

Por: Muy interesante





El descubrimiento de la carta

La carta de amor fue descubierta en junio de 2013, durante unos trabajos de documentación y catalogación de los fondos del Museo de la Alhambra. Mientras exploraban un artesonado mudéjar procedente de una iglesia desaparecida de Granada, los conservadores encontraron, oculta en un hueco, esta misiva que olvidada en el tiempo. El papel, amarillento y frágil por los años, llevaba escritas con una ortografía descuidada palabras cargadas de sentimientos y promesas. Pepe, el autor, escribía a Emilia sobre un racimo de uvas que enviaría como señal de su amor. Este detalle evoca una imagen vívida de la época y los gestos románticos de entonces.

Amor y arte

En 1921, España se hallaba en un periodo de cambios políticos, pero también de una vida cotidiana que aún conservaba rasgos de épocas anteriores. La comunicación entre personas distanciadas geográficamente dependía de cartas entregadas por mensajeros, un sistema lento pero lleno de un encanto personal ahora casi olvidado. En aquel tiempo, escribir una carta era un acto deliberado y significativo, especialmente cuando llevaba mensajes de amor como el de Pepe a Emilia. Este gesto refleja una era en la que los detalles pequeños, como un racimo de uvas, podían tener grandes implicaciones emocionales y simbólicas.

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